Noriega era defensor suplente del equipo de Millonarios que jugó la primera edición de la Copa Libertadores, en 1960, y Mena ,central titular del San José boliviano.
Sesenta y dos años atrás el club bogotano Millonarios visitaba a Olimpia en el estadio asunceno Manuel Ferreira en cuyas tribunas 30.000 hinchas rugían literalmente en apoyo a la clasificación del local para la final.
El mano a mano resultó más fácil de lo esperado para el Decano paraguayo, que en el partido de ida había sacado un empate sin goles en los 2.640 metros de altitud de Bogotá.
Al 5-1 que el Decano infligió al equipo Embajador aportó Noriega con un tanto en la portería de su compañero Pablo Centurión, por ironía nacido en Paraguay.
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Noriega buscaba alejar el peligro y, sin querer, terminó por hundir a su equipo.
El primer autogol de la Copa Libertadores, el primer villano.
Cincuenta y nueve años después de esa jornada triste, otro colombiano entró por la puerta de atrás en la historia de la Copa Libertadores.
Solo que César Mena superó las expectativas, pues hasta la fecha ostenta el récord desafortunado de haber marcado tres autogoles en una misma edición del torneo.
Peor aún, apenas necesitó dos partidos, que jugó en el mes de abril de 2019.
El actual jugador del equipo hondureño Real Sociedad militaba hace tres temporadas en San José de Oruro.
Se jugaba la tercera fecha de la fase de grupos y el equipo boliviano debió apelar a lo mejor de su repertorio para igualar en casa 3-3 un partido que perdía por 1-3 por culpa de Mena, que había marcado dos veces en meta propia.
"La gente en Oruro me está queriendo matar, pero bueno. Me toca poner el pecho a todo lo que venga y hay que seguir", dijo el colombiano, visiblemente abatido, tras ese encuentro.
Si las cosas iban mal para el equipo boliviano, colista en el grupo que lideraba Flamengo, en el minuto 56 parecieron encarrilarse con un gol del defensor colombiano Mena.
Los de Oruro necesitaban goles y Carlos Saucedo aportó a la causa uno de penalti en el 73. Y cuando el Carbonero parecía tocado y más frágil, Mena apareció de nuevo para arruinar la fiesta con un autogol en el minuto 82.
Ni el tanto de Andrés Sanguinetti en el 88 pareció cambiar el humor de los hinchas, que de nuevo querían acabar con el colombiano.
