Sin Pelé, que había llegado lesionado del Mundial de 1962, Santos perdía en su cancha por 2-3 ante Peñarol el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores de ese año.
Santos había ganado el 28 de julio por 1-2 en el estadio Centenario, también con Robles Robles como árbitro central, y en el partido de vuelta jugado el 2 de agosto, el triunfo de Peñarol emparejaba la serie y llevaba la final a otro encuentro para dirimir el título de la tercera edición del torneo.
El primer tiempo había terminado con ventaja de los locales por 2-1, pero en el comienzo del segundo, en apenas dos minutos, los visitantes remontaron con tantos del ecuatoriano Alberto Spencer y de 'Pepe' Sasía.
Entonces hinchas exaltados lanzaron botellas y piedras a la cancha, y un proyectil tumbó al árbitro central, que despertó minutos después en el vestuario.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Decidido a terminar el encuentro, Robles desoyó los pedidos de los brasileños, también los insultos de los miembros de la comisión técnica de Santos, pero se preocupó de verdad cuando escuchó las amenazas de muerte de algunos fanáticos si diera por terminado el encuentro.
Casi hora y media duró la interrupción del partido.
Fue entonces cuando el árbitro, el que más partidos pitó en el torneo chileno, 599, volvió a la cancha sobre la media noche decidido a orquestar un plan con la ayuda de los jugadores de Peñarol para salir ilesos del estadio de Santos.
El encuentro se reanudó con los mismos 20.000 enardecidos hinchas, y poco después el delantero Pagao empató 3-3, un resultado que le bastaba a los brasileños para conquistar su primer título.
Pero la opereta había comenzado con la misma reanudación del juego.
Robles, quien falleció con 92 años el 1 de septiembre de 2018, le había prometido a los jugadores de Peñarol que el partido sería válido hasta cuando iba 2-3, y que no tendría en cuenta los 38 minutos jugados en adelante, ni el tercer gol de los locales.
Sin saberlo, los brasileños festejaron y la prensa local dio la bienvenida al título de Santos como campeón de América.
Pero 48 horas después, ya con Robles en Santiago de Chile y la delegación de Peñarol en Montevideo, se conoció el informe avalado por la Conmebol que daba el triunfo a Peñarol por 2-3 y obligaba a jugar el tercer partido.
Santos y Peñarol se citaron el 30 de agosto en el estadio Monumental de Buenos Aires, en cuyas gradas se acomodaron 45.980 espectadores.
Robles no fue invitado, pero asistió Pelé, quien marcó dos de los tres goles de la paliza por 3-0.
