La Albirroja es la identidad de nuestro fútbol

Nada menos que en la final olímpica, en la definición de la medalla de oro, volvió a parecer la camiseta amarilla para vestir a la selección paraguaya, que resignó así un pedazo de su tradición albirroja al enfrentar a su antiguo rival albiceleste.

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La aparición de la camiseta amarilla con algunos vivos azules y blancos como uniforme alternativo de la selección paraguaya constituyó en los albores del torneo olímpico solo una anécdota más, ya que por lo general se trata de atuendos que se utilizan en contadas ocasiones, cuando la coincidencia de colores o diseños con la indumentaria del equipo rival pudiese ocasionar confusión para el árbitro o para el aficionado presente en el estadio o para los televidentes.

Pero lo ocasional se hizo hábito, y con el correr de los partidos la casaca de emergencia se convirtió en titular y la tradicional, histórica, gloriosa y amada albirroja pasó a un insólito segundo plano.



En los Olímpicos se disputaron seis partidos y Paraguay salió a la cancha en cuatro de ellos con el nuevo atuendo, produciendo ante nuestra afición y el mundo entero un innecesario conflicto de identidad, que incluso pudo haber afectado la autoestima de los mismos atletas, pese a los buenos resultados que se alcanzaron en los partidos en los que se vistió la ropa de reserva.
Es difícil hallar alguna coincidencia entre el amarillo y las raíces de nuestro fútbol.






Lo único que inspiró cierta semejanza fue el objetivo dorado del fútbol paraguayo en el torneo.
Un partido contra Argentina es el choque de la Albiceleste contra la Albirroja. Solo no lo fue en Atenas y el problema no pasa por la similitud de casacas principales, porque nunca hubo y habrá tal semejanza. A las autoridades del fútbol mundial se les habrá ocurrido que para el público y los televidentes el amarillo resultaba más atractivo y nuestros delegados no tuvieron la suficiente firmeza como para hacer respetar la historia bien ganada por nuestra casi centenaria divisa.








No debe existir cábala, capricho, imposición ni arbitrariedad que eche por tierra los símbolos naturales del deporte de un país. Paraguay es Albirroja, los futbolistas que llegan a la selección sueñan con vestir la casaca listada blanca y roja y así debe ser. Las variantes existirán siempre, pero para uso ocasional y no para convertirse en más habituales que la tradición misma.
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