Buly y Roque, de Santo Tomé a Tokio con escala en Sevilla

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Sevilla, 19 may (EFE).- Los palistas Buly Da Conceiçao Triste y Roque Fernandes Dos Ramos cumplirán este verano el sueño de representar en los Juegos Olímpicos de Tokio a Santo Tomé y Príncipe, un pequeño país insular africano situado en el Golfo de Guinea, para lo que llevan dos años de duro trabajo en Sevilla, a más de 4.000 kilómetros de sus casas.

Ambos piragüistas se entrenan de la mano del técnico sevillano Isaac Villa desde mediados de 2018 en las instalaciones del Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, que les abrió de par en par sus puertas, hasta el punto de que pronto se sacaron la licencia como deportistas autorizados de esta histórica entidad ubicada a orillas del Guadalquivir.

Estos canoístas africanos se han convertido ya en sevillanos de adopción, aunque añoran a su país por la gran distancia existente con Santo Tomé y Príncipe, y más aún por los problemas derivados de la pandemia de coronavirus que obligó a aplazar un año los Juegos de Tokio y que, como a todos los olímpicos, les modificó sus planes.

A pesar de estos contratiempos, como destaca en un comunicado el Mercantil de Sevilla, Buly Triste, de 29 años, y Roque Fernandes, de 23, han encontrado en este club de la capital andaluza su centro de entrenamiento para prepararse lo mejor posible para las pruebas de C1 y C2 de la cita olímpica, fijadas para el 3 y el 4 de agosto.

"El COVID nos generó muchos problemas, fue una gran desmotivación porque estábamos muy preparados y teníamos muy buen nivel", afirmó Buly Triste en declaraciones facilitadas por el club sevillano, a la que se le unió el hecho de que la crisis sanitaria les sorprendiera en una ciudad distante 4.258 kilómetros de su país natal.

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"Estaban solos, metidos en una casa que no era suya y con miedo a contagiarse porque no se sabía nada", explicó Isaac Villa, entrenador de la sección de piragüismo del Círculo Mercantil y actual seleccionador de Santo Tomé y Príncipe.

Su técnico recordó que ambos palistas volvieron a entrenar "cuando se abrió el club en el mes de mayo" del pasado año, tras la etapa más dura de confinamiento por la COVID-19, "pero a los dos meses les di permiso para que volvieran a casa a recargar pilas porque se encontraban muy mal anímicamente".

Destacó el mérito y la gran capacidad de trabajo y sacrificio de Buly y Roque, quienes llegaron a Sevilla en 2018 desde la República Democrática de Santo Tomé y Príncipe, un país con unos 210.000 habitantes, el quinto microestado más pequeño del mundo, formado por varias islas localizadas en el Golfo de Guinea y que se independizó en los años 70 del siglo pasado de Portugal.

"Es un milagro que de allí salgan piragüistas", afirmó Villa, no solo por que allí practican esta modalidad en el mar, sino por que "no hay apoyo al deporte, ni se invierte en ello", y los deportistas tampoco tienen facilidades para abrirse un futuro profesional al final de sus carreras, algo sobre lo que intentó concienciar a las autoridades en una visita a ese país africano.

El objetivo inicial de ambos era entrenar en el Centro Especializado de Alto Rendimiento (CEAR) de La Cartuja y, según relatan, en 2018 comenzaron a hacerlo con el equipo de España, pero se dieron cuenta de que ellos no tenían el mismo "ritmo y nivel".

En 2019, con la ayuda de Villa, el tándem santotomense se unió al Mercantil. Ese año consiguieron el mejor tiempo de un C2 y ganaron los XII Juegos Africanos en Rabat y el pasaporte olímpico, además de una plata en el C1 1000 metros y el bronce en el C1 200.

"Al principio me ofrecí para echarles una mano y ayudarles tres días a la semana, y luego me llegó la sorpresa de que iba con ellos al Mundial", indicó su técnico, que comenzó a mejorar la técnica y conceptos básicos de carrera de Buly y Roque.

Dijo que "físicamente son unos aventajados respecto a los países europeos, pero técnicamente les cuesta mantener el equilibrio y cambiar la técnica" para pasar del mar a "correr en línea", y añadió que ahora están cerca del objetivo marcado, "aunque es cierto que no han recuperado el nivel de antes del COVID a causa de los parones y de la incertidumbre".

Con el sueño de disputar unos Juegos Olímpicos cada vez más cerca para los tres, estos palistas están enormemente agradecidos a su entrenador sevillano, quien, según Buly Triste, también es para ellos un psicólogo y la "llave principal" para alcanzar sus metas.

"No podemos compararnos con los demás porque aquí la gente está fuera una semana y vuelve, no como nosotros, que estamos distantes de la familia y de nuestra casa. Por eso es tan importante hablar con el entrenador; él nos ayuda a relajar y a soltar la presión", subrayó Buly, ilusionado, como su compañero Roque, por Tokio 2020.