Zapata, virtualmente clasificado para Tokio como gimnasta individual, a falta solo de la confirmación de la Federación Internacional (FIG) tras esta competición, llevará en suelo una dificultad de 6,4 que en los últimos campeonatos del mundo solo presentaron dos gimnastas: el filipino Carlos Yulo (6,5) y el israelí Artem Dolgopyat (6,4), que se proclamaron campeón y subcampeón de suelo.
El gimnasta español, que en las últimas temporadas ha debido hacer frente a importantes lesiones y a varios pasos por el quirófano, vuelve a meterse en el grupo puntero de especialistas en suelo. En Doha ocupó la segunda posición en la final, con 6,4 de dificultad y 8,533 de ejecución para un total de 14,933. Solo le superó Dolgopyat, con un ejercicio de alta exigencia que le hizo merecedor de un 15,033 (6,6 + 8,433).
Zapata tiene doble motivo de celebración: además de la ejecución del nuevo elemento, que llevara su nombre en el código de puntuación, acaba de ser padre de una niña que lleva el nombre de Olimpia.
