Además, las casi dos semanas que quedarán hasta que el pelotón llegue a París obliga a los ciclistas a descansar y recuperar fuerzas.
Un entrenamiento no intenso será la clave de una jornada de descanso que los ciclistas suelen utilizar para quitarse la tensión permanente a lo largo de la carrera.
Al día siguiente, los corredores afrontarán otra jornada de transición que conduce directamente a las faldas del Mont Ventoux, uno de los puntos fuertes de esta edición.
