Si uno se fía del lenguaje corporal, la cara del belga de 27 años dice muchas cosas. Torció el gesto cuando en Copenhague vio como su compatriota Yves Lapaert le arrebataba la victoria en la contrarreloj inicial cuando parecía que estaba asegurada, porque todos los favoritos habían entrado ya en la meta.
Agachó la cabeza en la segunda al cruzar la línea de meta de Nyborg cuando volvió su mirada a la derecha y comprobó que el holandés Fabio Jakobsen le superaba por poco en el sprint.
Pero esos dos jarros de agua fría se compensaron en parte cuando subió al podio luciendo el jersey que llevaba tanto tiempo buscando. gracias a los seis segundos de bonificación logrados por el segundo puesto que compensaron los cinco que perdió el primer día.
"Creo que me lo merezco. Muchas veces lo he perseguido y parece que hoy es el día", aseguró el ciclista del Jumbo.
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Pero Van Aert, el corredor capaz de ganar en todos los terrenos, no ocultaba cierto amargor por haber dejado escapar en dos ocasiones consecutivas y por un estrecho margen su victoria número 7 en la ronda gala.
"Estoy un poco decepcionado por no haber ganado la etapa. Cuando había superado a (Mads) Pedersen pensaba que ya lo tenía, pero luego he visto que Jakobsen me había superado", dijo el belga.
Con el maillot amarillo, Van Aert demuestra que es uno de los ciclistas más completos del pelotón, si no el que más.
Ha ganado etapas al "sprint", en línea, contrarreloj y de montaña, lo que demuestra una polivalencia al alcance de muy pocos, algo que ahora puede completar en su palmarés con la preciada prenda del Tour de Francia.
"Me siento muy cómodo con ella. Es algo que tenía previsto en mi lista de objetivos y ahora ya puedo decir que lo he cumplido", dijo el corredor del Jumbo.
Pero Van Aert es ambicioso y ahora que lo tiene no quiere dejarlo escapar tan fácilmente.
DEFENDER EL MAILLOT AMARILLO
"Voy a defender el maillot amarillo el máximo tiempo que pueda", aseguró el belga, que tiene por delante terreno propicio como para mantener el liderato unos días, aunque los márgenes son muy estrechos con sus rivales: un segundo con su compatriota Yves Lampaert y, sobre todo, 8 con el esloveno Tadej Pogacar, el gran favorito para la victoria final.
Dada la polivalencia de Van Aert, es posible que el belga supere las próximas etapas, incluidos los adoquines de la quinta jornada, por lo que su maillot amarillo puede durar hasta la séptima, con final en La Planches des Belles Filles.
Van Aert tiene recursos incluso para mantenerlo en el primer final en alta montaña, pero su objetivo final es otro, puesto que el belga forma parte del Jumbo, la formación más potente de este Tour, que cuenta con dos bazas importantes para la general, el esloveno Primoz Roglic, segundo en 2020 y el danés Jonas Vingegaard, segundo en 2021.
El belga sabe que ese será el norte que guíe las decisiones del equipo, que antes del inicio de la carrera le permitió una libertad, la de pelear para llevar hasta París el maillot verde de líder de la regularidad.
Pero todo ello condicionado a la pelea por la general, en la que su ayuda a los dos líderes puede ser determinante.
Van Aert tiene todavía por delante terreno también para sumar nuevas etapas y agrandar todavía más su palmarés, que se abrió en 2019 con un triunfo al "sprint" en Albi.
Al año siguiente se impuso en otras dos llegadas masivas en Privas y en Lavaur.
El año pasado sumó un prestigioso triunfo en su carrera en la meta de Malaucène en una etapa de alta montaña que contaba con dos pasos por el Mont Ventoux.
No contento con ello, esa misma edición ganó la penúltima etapa, una contrarreloj de casi 31 kilómetros en Saint-Emilion antes de imponerse, de nuevo al "sprint", en la última jornada en los Campos Elíseos.