Femke Bol, a sus 22 años, llegó a Múnich dispuesta a hacer historia y su objetivo lo cumplió con creces. Tras el bronce olímpico en Tokio en los 400 vallas y el doblete de platas en el reciente Mundial de Eugene (Estados Unidos) en esa misma prueba y en el relevo mixto del 400, la neerlandesa buscó un nuevo reto para el campeonato continental.
"Sé que será una semana difícil pero estoy preparada para el reto", dijo Bol al llegar a la ciudad bávara, que ya para siempre estará ligada a su historial deportivo por los triunfos pero también por la veneración que le demostró el público que asistió en cada carrera suya al estadio.
Bol inició su desafío con el triunfo en los 400 metros, prueba que no había disputado este verano, pero en la que ganó una plata el pasado marzo en pista cubierta en el Mundial de Belgrado. En Múnich ganó con 49.44, la mejor marca europea del año y su mejor marca personal.
La siguiente prueba fueron los 400 vallas. Con un estadio entregado paró el cronómetro en 52.67, récord del campeonato, y aventajó en casi dos segundos a Viktoriya Tkachuk y Anna Ryzhykova, la pareja de ucranianas que finalizaron segunda y tercera, respectivamente.
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La tercera presea se la guardó para celebrarla con sus compañeras de equipo en el relevo del 4x400, en una carrera que dominaron desde el principio y en la que ella cogió el testigo en último lugar para concluir en 3:20.87, casi un segundo menos que el combinado británico, que se conformó con la plata.
Femke Bol se marcha de Múnich como una de las grandes protagonistas del campeonato continental junto a estrellas como el noruego Jakob Ingebrigtsen (doble campeón de 1.500 y 5.000), el sueco Armand Duplantis (campeón en salto de pértiga), el italiano Marcell Jacobs (100 metros) o el británico Matthew Hudson-Smith (400).
