Fosbury es uno de los casos más reconocibles. En tiempos en los que mandaba el conocido como "rodillo ventral", este atleta estadounidense apostó en el salto de altura por la técnica que hoy en día todos repiten. Primero lo hizo en los Juegos Universitarios de Estados Unidos y posteriormente en los Olímpicos de México 68, donde ganó la medalla de oro con récord de los campeonatos al elevarse hasta 2,24 metros. En los siguientes Juegos, los de Múnich 72, ya la usaron 28 de los 40 participantes.
No mucho después, en 1976, un futbolista checoslovaco de nombre Antonín Panenka dejó de piedra al mundo con un lanzamiento de penalti nunca antes visto. En un escenario de gran relevancia como fue la final de la Eurocopa ante Alemania, su golpeo suave, por el centro, en pequeña parábola, finiquitó la tanda decisiva y le permitió entrar en la eternidad. Pocas situaciones hay semejantes en el balompié, de acciones bautizadas con el nombre de su autor. Si acaso la "Zamorana", parada realizada con el codo y que popularmente se conoce así por el español Ricardo Zamora.
Esto, sin embargo, es más común en el patinaje sobre hielo. Allí, el salto más complejo se conoce como "Axel" en honor a Axel Paulsen; patinador noruego que lo hizo por primera vez en una competición internacional en Viena en el año 1882. Desde entonces la evolución ha llevado a doblarlo, triplicarlo e incluso cuadruplicarlo.
El segundo considerado más difícil por su complejidad es el "Lutz", legado en 1913 por el austriaco Alois Lutz. En el lado opuesto uno de los más "sencillos" es el loop, que también se conoce como "Rittberger" al inventarlo en 1910 el alemán Werner Rittberger, tres veces plata en los Campeonatos del Mundo.
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En dos de ellas Rittberger acabó por detrás en el podio de Karl Emil Julius Ulrich Salchow. El danés de nacionalidad sueca, que dominó la modalidad en el arranque del siglo XX al conquistar diez veces esta competición internacional, inmortalizó otro impulso llamado como él y que es uno de los primeros que los patinadores aprenden a doblar.
Otro deporte de invierno que no es ajeno a esta costumbre es el snowboard. Quienes lo practican o lo siguen han oído hablar seguro del "Haakon Flip", que se realiza despegando hacia atrás y realizando una rotación invertida de 720 °. Su creador fue Terje Haakonsen, noruego considerado el más influyente de la disciplina.
También con tabla se practica el skateboarding, donde es esencial el salto conocido como "Ollie". Convertido en uno de los primeros que se aprenden y base de otras acrobacias; en él el skater y la tabla se elevan en el aire, permaneciendo en contacto durante el salto. Lo inventó Allan "Ollie" Gelfand en 1978.
En gimnasia el japonés Mitsuo Tsukahara, ganador de nueve medallas olímpicas, la rusa Natalia Yurchenko, tres veces oro en los Campeonatos del Mundo, su compatriota Aleksandr Tkachiov, quien conquistó tres preseasen los Juegos, o el húngaro Péter Kovács pueden presumir, entre otros, de que haya movimientos con su firma. El español Ray Zapata es igualmente uno de ellos.
Este fenómeno, además, es común en el ajedrez. Entre las aperturas está la "Ruy López", que sirve para homenajear a un ajedrecista español homónimo del XVI; la "Caro-Kann", introducida a mediados del siglo XIX por Horatio Caro y Marcus Kann; la "Grünfeld", llamada así por Ernst Franz Grünfeld y con la que se inició la conocida como "partida del siglo" entre Donald Byrne y Bobby Fischer; o el ataque "Trompowsky", por el brasileño Octávio Trompowsky.
