"Es increíble. No sé ni qué decir. Es un sueño estar aquí en el Tour de Francia, y ganar la etapa reina lo es todavía más. Quiero dar las gracias especialmente a mi equipo, porque me ha dado muchísimo. No puedo decir que este fuera mi sueño desde pequeño, pero sí que hace un año o año y medio no podía imaginarme estar aquí", comentó el austríaco en meta.
Gall, octavo en la general, se metió en la escapada del día y en el temible Col de la Loze atacó para coronar en solitario y ya lanzarse hasta meta para estrenar su palmarés en el Tour.
"Me he sentido fenomenal todo el día. No creía que la fuga tuviera demasiadas opciones de llegar a meta, pero pensé que era buena idea entrar en ella de cara a empezar la subida final con un poco de ventaja respecto a los hombres de la general. Una vez en la escapada, sabía que la etapa era durísima y que, si íbamos rápido todo el día, yo tenía opciones de victoria", desveló.
A pie de puerto, Gall se sintió "genial", pero esperó a la parte más dura con porcentajes superiores al 15 por ciento para pasar a la ofensiva.
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"Yo me sentía genial desde el pie de la subida, pero quise esperar a la parte más dura para atacar. Cuando demarré ya no me sentía tan bien como antes… pero merecía la pena intentarlo. En la parte final, tenía miedo de que me pudieran atrapar en el último descenso, o en el último kilómetro", comentó.
El ciclista austríaco, de 25 años, pasó de ser gregario a hombre de la general en el Ag2r.
"Una gran vuelta no es nada sencilla, y más todavía cuando te toca asumir el rol de líder para la general de tu equipo después de unos días. Poco a poco fuimos cambiando mi papel y eso me estresó un poco. Sin embargo, en los últimos días me he ido sintiendo más y más cómodo en él", concluyó.
