Arensman aplica el "método Brailsford"

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Superbagnéres (Francia), 19 jul (EFE).- "Si sigues llamando a la puerta al final se abre". Esta frase que escuchó Thymen Arensman procedente de Dave Brailsford, mánager general del Ineos, fue la clave de la victoria del ciclista neerlandés en la cima de Superbagnéres, nada menos que en la etapa reina de Pirineos y en el año de su debut.

Arensman, un junco de 1.90 metros nacido hace 25 años en Deil, se presentó en sociedad ganando en Sierra Nevada la etapa reina de la Vuelta 2022. Futuro despejado por delante, una revelación, pero la suerte cambió y en los dos años siguientes, 2023 y 2024, los éxitos no llegaron al palmarés del ciclista que el Ineos fichó procedente del DSM.

Esta temporada empezó a cambiar la suerte de Arensman. En la París Niza fue tercero, en el Tour de los Alpes se impuso escapado en la cuarta etapa con meta en Obertilliach y fue segundo en la general. En el Giro, con los galones del equipo, solo pudo terminar en el puesto 29.

La suerte cambió. El neerlandés enfermó cuando estaba en la lista para el Tour de Francia. Hubo momentos de apuros y moralmente Arensman quedó debilitado.

"Me enfermé después del Giro, pero en general pude prepararme bien y simplemente quería dejarme llevar por todo en mi primer Tour. Ganar una etapa no era realmente mi ambición, porque simplemente quería vivir esto después de haber corrido el Giro y la Vuelta varias veces", señaló tras abrazar la gloria en Pirineos.

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Fue segundo en Mont Dore, en el Macizo Central. Primer aviso en sus ambiciones dentro de un equipo cuyo jefe de filas es el español Carlos Rodríguez.

La ansiedad estaba haciendo mella en este corredor, pero un consejo de Dave Brailsford en el autobús del equipo le recargó las pilas. Una inyección moral.

"Me han recordado varias veces lo que dijo Dave Brailsford: si sigues llamando a la puerta, al final se abrirá. Eso es lo que estamos haciendo en este Tour, lo que he hecho y ahora puedo vivir este sueño de ganar en el año de mi debut", dijo.

Un consejo para la moral, y unas piernas de lujo para poder atacar en el Peyresourde y aguantar hasta la meta de Superbagnéres. Tiene claro que está "en el mejor momento de forma" de su vida.

Un ataque suicida, muy lejano, y con los favoritos convocados para la última subida. La moneda salió de cara.

"Mi ataque podría haberme matado, pero tenía que hacerlo. Sufrí en los últimos segundos, pero los espectadores me dieron energía extra. Esto es realmente increíble. Todavía necesito asimilarlo", reconoció.

En pleno ascenso, una frase le martilleaba el cerebro: "Si sigues llamando a la puerta, acabará abriéndose". Llamó y se abrió.