Un viaje inolvidable para Alemania 1974

Ya han pasado más de 30 años desde que la selección paraguaya de fútbol llevó a cabo su primera y exitosa preparación para enfrentar a la altura y a Bolivia, en las eliminatorias para el primer Mundial de Alemania, en 1974.

Cargando...

Corría el mes de junio de 1973, y la selección paraguaya estaba cuajada de estrellas fulgurantes como eran las de esa época, cuando Cerro Porteño causaba furor y acaparaba campeonatos. Se aprontaban maletas para pasar 30 días en la altura peruana, entre Arequipa y Cuzco, para que a la hora del partido inaugural de la serie, marcado para el 25 de julio, el equipo estuviese en condiciones de lograr un triunfo.

El "proceso" comenzó a principios de año, pero el DT contratado entonces, Paulo Amaral (brasileño), fue destituido después de una tumultuosa gira del equipo paraguayo por el sur de Brasil. En su reemplazo, ya con la eliminatoria encima, fue llamado Washington "Pulpa" Etchamendi como "salvador" del equipo y de las eliminatorias.

Montados en un Electra C de Líneas Aéreas Paraguayas, partió la delegación con destino a Cuzco, donde se hizo todo el proceso, similar al que se vivió hace unos días. Luego, en una segunda etapa, se bajó a Arequipa, y el 23 de julio, dos días antes del partido, se emprendió la conquista de La Paz. Futbolísticamente hablando, claro.

Y fue aquel un viaje inolvidable. Entre los periodistas paraguayos figuraban Carlos Areco, Bartolomé Amarilla y Edgardo Villalba Viccini.
Hasta ahora se recuerda que el avión de LAP, piloteado por el comandante Souto, al no poder elevarse sobre las montañas y a riesgo de estrellarse, empezó a volar entre las montañas, por valles y desfiladeros, manejando el pesado aparato de cuatro motores y con 50 pasajeros a bordo como si fuera un avión de exhibiciones acrobáticas.

Dentro de la cabina de pasajeros cundió el pánico. La mayoría de los pasajeros se descompusieron. Muchos se tapaban los ojos y se escondían casi debajo de los asientos con tal de no ver lo que pasaba.

Uno de los más serenos era Adalberto Escobar que, viendo lo que pasaba, tomó su guitarra y cantaba "Amanóta de quebranto", tomándole del pelo al "Pulpa" y a sus compañeros. Mientras la mayoría se "moría" del miedo y del susto, otros dos, sentados uno al lado del otro miraban impertérritos lo que acontecía: César Ortiz Aquino y Carlos Areco, quienes tomaban, una tras otra, innumerables tazas de té. Un calmante, tal vez tilo o coca. Nadie lo supo hasta llegados a Asunción: el té estaba regado con un ambarino licor escocés que les hizo a ambos tomar la vida con soda y soportar sin la más mínima preocupación el tortuoso viaje.
Fueron las horas más gloriosas de la aviación paraguaya, pues la hazaña fue comparada solamente con las logradas por Pettirossi, a comienzos del siglo pasado.

Llegados a La Paz hubo reposo absoluto y cuando la calma volvió, las sonrisas, las bromas y los recuerdos hicieron muy grato el retorno hasta Asunción, la noche del 25 de julio. Es que Paraguay, con goles de Escobar y Jorge Insfrán, se impuso 2-1 (la única victoria lograda en La Paz por eliminatorias), para dar pie a un nuevo sueño mundialista que a punto estuvo de cristalizarse...
Enlance copiado
Content ...
Cargando ...