Ocampos es padre de dos hijos sordos, hoy ya adultos y egresados universitarios. Siempre se ha interesado en la situación y la educación de personas sordas. “Pasamos por lo que pasan miles de padres que buscan una mejor educación para sus hijos, ya que casi no existen instituciones, escuelas, colegios, que den una buena enseñanza a los sordos, menos en su lengua natural, la lengua de señas”, dice en la introducción del libro.
Ocampos se puso a investigar sobre el abuso de eclesiásticos a raíz de un escándalo que estalló en Verona, Italia, en el Instituto Antonio Próvolo, con una gran cantidad de denuncias que fueron cajoneadas en el Vaticano.
“Me preocupaba que, aunque un grupo de sordos adultos de Verona se animara a denunciar lo que les pasó cuando eran niños y adolescentes, siguiera ocurriendo lo mismo, sobre todo en nuestros países latinoamericanos, donde el nivel de oralismo como modelo de enseñanza y como doctrina, siguen vigentes, y donde la Iglesia sigue teniendo mucho poder e influencia en lo que respecta a la educación en sus instituciones”, señala el autor.
Cuando estalló el escándalo en el Instituto Próvolo de Mendoza, y luego de conocer a Daniel a través de su hija y conocer su historia, se puso a investigar más en profundidad y escribió esta narración novelada, respaldada con documentos. Vio que el mismo padre Nicola Corradi, de Verona vino, a La Plata, Argentina, y luego a Mendoza, donde siguió abusando de niños sordos.
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Ocampos tomó la figura del Krampus, un demonio de origen nórdico que secuestra a los niños, para contar esta historia. “En este caso, los demonios de esta narración novelada destruyeron miles de vidas inocentes, y sus crímenes, quedaron hasta ahora impunes. Solo un demonio puede causar tanto daño y hacer tantas bestialidades como las que cometieron estos seres vestidos con sotanas”, manifiesta el autor.