Como una cita entre dos viejos amigos, donde uno ya sabe qué esperar del otro pero también tiene la curiosidad por lo nuevo, se vivió este concierto en el que Calamaro hizo referencias a sus encuentros con la tierra guaraní. Minutos después de las 22:00, “El salmón” subió a escena en medio de la euforia del público. Sentado al teclado, pronunció unos versos y dio paso a la potente “Alta suciedad”, junto con sus músicos.
“¡Aguante Paraguay! Muchas gracias y buenas noches Asunción” fue el saludo inicial, que a lo largo de las dos horas de show se convirtieron en referencias a su deseo de conseguir una novia local y de quedarse.
Antes de dar paso a “Verdades afiladas”, afirmó que la presentación de su nuevo álbum era solo una excusa para poder repasar aquellas viejas canciones.
El repertorio también dio paso a “A los ojos” y a otra de las nuevas, “Tránsito lento”, mientras en la pantalla del fondo del escenario se proyectaba el videoclip donde el protagonista luce una camiseta paraguaya.
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Calamaro ofreció un sonido potente y compacto, presentando temas como “Algún lugar encontraré”, “Me arde” y “Postales de invierno”, a la que definió como “la canción que no existe en Paraguay”.
Luego llegó “Diego Armando Canciones”, otro de los temas de su nuevo álbum; para luego rendir un homenaje a Cacho Castaña con “Las oportunidades”.
Recordó a Iggy Pop, su esposa y un papagayo en “All you need is pop”.
“My mafia” llegó con una dedicatoria a los barrios marginales, y luego dar paso a la movida “Tuyo siempre”. Con el público coreando intensamente llegó la balada “Crímenes perfectos”, para luego pasar a la animada “Loco”.
El cantante pidió a su encargado de pantallas una prueba del “Gusano”, al que también se sumó el público. La respuesta se dio en medio de la “Milonga del marinero y el capitán”, y se trataba de una serie de fotos del asesino Luis Raúl “El gusano” Menocchio, condenado a cadena perpetua.
Ya hacia el final llegó la clásica “Sin documentos”, seguida de “Paloma” , cantada efusivamente por todos. La despedida al ritmo de “Flaca” llegó como un bis, que se inició con algunas frases de “Let it be”.
En medio de los fuegos artificiales, Calamaro y su banda se despidieron con saludos de toreros, dejando al público satisfecho y con la alegría de aquel que disfrutó de un momento con un viejo amigo.
