Morel, quien con David Messina fundó Síncopa Producciones hace seis años, tenía planeado para este mes de abril la sexta edición del festival Jazzday Asunción, con la presencia de artistas internacionales, y un festival de bateristas, también con músicos del extranjero. “Teníamos grandes planes para este 2020”, expresó, además de resaltar su preocupación por “un futuro incierto”.
Este escenario, observó, los lleva ahora a pensar “en tratar de circular contenidos artísticos de otras formas”. En dicho sentido, en la página de YouTube de Síncopa están subiendo videos de shows que organizaron “con el ánimo de seguir acercando cultura a las casas”. Así, pueden verse videos de la presentación de Asunción Jazz All Star o de la Reteté Big Band en una edición del Jazzday en 2018. También está disponible el video de la presentación de Pedro Martínez Trío junto con el bandoneonista Lucas Monzón en el marco de Jazz del Sur 2019.
No obstante, Morel insiste en la concientización y visibilización acerca de la necesidad de “soporte gubernamental hacia el sector musical”. El artista señaló que antes de la cuarentena, el sector ya “se manejaba dentro de la vulnerabilidad, sin oportunidades y garantías reales” por lo que este momento significa algo “casi agónico”. “Como empresa cultural ni siquiera tenemos la posibilidad de acceder a fondos concursables públicos, ya que todavía no se tiene la correcta visión macro de la cultura y de la existencia del rubro de “empresa cultural”, con la cual, sin duda, nos identificamos”, dijo.
Manifestó que las únicas posibilidades ahora son la de los Bonos Creativos del proyecto “Economía Naranja” del BIDLab, y los fondos concursables de la Secretaría Nacional de Cultura, pero opinó que el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes, El Cabildo o la Dirección de Cultura de la Municipalidad deberían “sacar fondos de emergencia”.
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El artista planteó que se perfila un año “sin desarrollo de las actividades artísticas”, lo que conlleva a pensar en “una reestructuración de toda la visión del trabajo artístico y cultural”. Indicó que “establecer un censo” ayudaría a ver a dónde dirigir “subsidios para los músicos y trabajadores del arte, como también para espacios y empresas que trabajan en crear contenidos culturales”.
El baterista reflexionó que “esta crisis viene desnudando muchos problemas o dificultades que el sector manejaba”, y que ahora se están dando iniciativas de “emergencia”, lo cual “debería ser la regla en situaciones normales”. Como ejemplo dijo que debería haber “un cupo en el listado de reproducción de músicas nacionales en las radios” lo que beneficiará en regalías a autores e intérpretes nacionales. “Gremios como APA y AIE deberían trabajar en crear condiciones como para que el mercado brinde oportunidades a grupos independientes de música y no solo a los del circuito comercial”, añadió.
Algo importante de discutir, dijo también, son “las exentas en el pago del IVA para los trabajos culturales, lo cual está contemplado en el Artículo 83 “de la difusión cultural y la exoneración de impuestos” en la Constitución Nacional”. “Es necesario que tengamos voz, en favor del sector cultural, desde el Congreso que viene asignando menos del 1% en el gasto de Presupuesto General de la Nación, al sector cultural”, resaltó.
Espacios independientes
En representación de Drácena, un espacio cultural independiente donde todos los días había conciertos de diferentes estilos musicales, habló Gabi Gómez Crosa, quien impulsa el sitio junto con el músico y docente Sebastián Ramírez. Ella recordó que Drácena “lleva siete años activo por iniciativa de emprendedores independientes y apoyados por el valioso aporte de artistas, en su mayoría músicos”.
Contó que como primera medida para sostener económicamente al local empezaron a ofrecer pizzas por delivery, pero aseguró que están “convencidos” que lo que podría respaldar de manera concreta al espacio es el apoyo de las instituciones culturales del gobierno. “Si bien en su momento algunas nos brindaron su aporte, creemos que existe una gran deuda por parte del gobierno con el sector artístico, y en una crisis como esta esa deuda se hace más visible”.
Mencionó que al no poder abrir las puertas del local, quedaron sin trabajo no solo ellos sino “una buena cantidad de músicos que ya tenían fechas agendadas con hasta dos meses de anticipación”. También quedan deudas como el alquiler de la casa.
Relató que ya desde antes de la cuarentena tenían ideas y proyectos que querían llevar a cabo con el apoyo de algunas instituciones públicas y privadas, lo cual es “aún más necesario en estos momentos, para intentar paliar algo del saldo negativo que continúa dejando la situación actual”.
“Avistamos la necesidad de recurrir a donaciones tanto del público como de otros entes que sientan alguna afinidad con nuestra actividad y estamos trabajando para lograr visibilizar, una vez más, con ayuda de los artistas que durante estos siete años de actividad hicieron suyo este espacio”, concluyó.
