En un disco “muy rock and roll y muy orgánico” con nueve temas, el guitarrista, compositor y cantante Arturo Estigarribia, quien está al frente del proyecto La banda de Arturex, habla de temas sociales y políticos. Para ello se vale también de poesías de Augusto Roa Batos, Renée Ferrer, así como de un artículo periodístico de Pepa Kostianovsky.
El artista explicó así que uno de los temas, “Zapatito vacío”, es una poesía de Renée Ferrer “dedicado a las niñas que murieron en el Holocausto”, por ende trataron de “darle el tinte más profundo posible y por eso tiene solo un instrumento de acompañamiento”, explicó. Mientras que la canción “Turno”, donde pone su voz la cantante Andrea Valobra toma prestada la letra de la poesía de Augusto Roa Bastos, del mismo nombre.
“Cámara de mierda” es el nombre del artículo escrito por Kostianovsky en el año 2009 y que inspiró a la creación de la letra del tema “¡No más!” cantada por César González. “Eso es lo que decimos nosotros ahora mismo pero fue inspirado por un escrito de hace más de diez años”, resaltó Estigarribia, además de admitir que estos temas siguen vigentes.
“Nos interesa decir mucho, no solamente vender lo que la gente quiere escuchar. Queremos decir mucho de lo que ocurre en Paraguay, que tenga que ver con nuestra idiosincrasia, realidad y cultura, por eso también están Los Compadres en la canción “El balance de mis lenguas”, contó.
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Así, en un disco que toca muchos temas, tampoco apuntaron a ofrecer un tinte “tan denso” sino más bien reflexivo, por eso abordaron desde chistes hasta algo más mundial como el Holocausto.
Diferentes y apasionados
Los invitados para este disco vienen de diferentes escenas, pero que al decir de Arturo aportaron esa variedad de colores que buscaba el álbum. “Andrea Valobra me parece la mejor cantante que tiene el Paraguay. Es excepcional como ser humano y artista, sí o sí tenía que cantar en el disco”, manifestó sobre ella.
El disco abre con la canción “Mi niña”, donde participa José Mongelós, quien al principio dijo que no era su estilo pero se animó al reto. Él es uno de los tenores que Arturo más admira, y quien lo conmovió en la ópera “Ñomongeta” por su “arrojo”. “Eso es lo que nos representa. No queremos otra vez un reggaetonero que está hecho de cartón y de plástico, sino queremos a alguien que realmente tenga mucho coraje”, planteó.
Sobre César González destacó que es “un referente del rock and roll” y que por ello “era inevitable” que participe del disco, donde asumió la canción con “fuerza, ganas y todo lo que él tiene”.
Otra colaboración es la de la cantante israelí Inbal Gershkovits, a quien Arturo conoció aquí en el país. Ella cantó “I just want to feel you again” y “le puso su impronta”, señaló el músico. “Quisimos hacer el disco más ecléctico posible por eso esta gama de artistas”, afirmó.
Además del baterista David Maidana y el bajista Fernando Sequeira, que forman la banda, hubo más invitados como Ariel Burgos, Celso Joabe, Víctor Morel y Didier Parra.
Herminio
Pero al terminar el disco faltaba una parte importante: el nombre. Arturo pensó en sus influencias, como Led Zeppelin o Pink Floyd, y que en ese sentido el disco era orgánico, sin “loops ni baterías programadas”. “No queriendo decir que somos iguales a ellos, en absoluto, sino que le parecía a lo que ellos hacían en los 70”, indicó.
Y en ese sentido entra Herminio, el padre de Arturo. “Cómo me influenció mi viejo”, contó que fue algo que pensó al hacer toda esta reflexión musical. Su padre escuchaba mucho rock and roll y era un hombre muy culto, según recordó. “Entonces la influencia de todo eso es Herminio, mi viejo, que hace diez años murió, pero lanzamos el disco el 29 de marzo el disco, el día que nació”.
Como el álbum, además de estar publicado en todas las plataformas digitales, también salió en vinilo, el día que este llegó a manos de Arturo él recordó sentarse, hablarle a su padre y decirle: “ahora ya hay un vinilo con tu nombre”.
