Apasionante historia de cómo Hitler tuvo poder

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Adolf Hitler ha sido uno de los hombres más influyentes en la primera mitad del siglo XX, cuando encabezó uno de los regímenes más crueles de la historia. En el libro que aparecerá el domingo, el escritor Borja Loma traza el proceso que lo llevó a tener un inmenso poder y a dominar a un pueblo tan culto como el alemán.

En el verano de 1916, Adolf Hitler, igual que decenas de miles de soldados alemanes, participó en la batalla del Somme, en Francia, donde había sido movilizado su regimiento desde Flandes.

La batalla del Somme fue una de las más sangrientas de la guerra. Paradójicamente, comenzó con el objetivo de aliviar otra gigantesca batalla: la de Verdún. En el Somme, un río de la región francesa de Artois, se enfrentaron los alemanes con casi todo el conjunto de soldados aliados, excepto los norteamericanos.

Los combates fueron paradójicos, además de muy sangrientos, en cuanto que se utilizaron armas novísimas, como los tanques, los gases venenosos y la aviación, y armas muy antiguas como la caballería. Existe, además, otra paradoja en esa batalla en la que participó el cabo austríaco y en la que murieron, quizás, centenares de miles de soldados, en especial aliados, y que se alargó durante los meses de julio y noviembre de aquel año.

Y es que el general que dirigió a las tropas alemanas en los combates, Erich Friedrich Ludendorff (1865- 1937), sería en 1924, inmediatamente después de afiliarse al Partido Nazi creado por Hitler, uno de los principales protagonistas, junto a él mismo, del pustch de Munich que pretendió hacerse con el poder en Baviera.

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Quién le hubiera dicho a Hitler que, siendo en el Somme un simple cabo de enlace, iba, solo ocho años después, a ser ayudado por el mismísimo supremo jefe militar alemán, al que debía entonces total disciplina y obediencia, para conseguir sus personales ambiciones políticas.

Hitler fue herido en el Somme, pero se encontró en 1917 de nuevo en las trincheras, arengando sobre la fuerza de voluntad para ganar la guerra a todo aquel que le quisiera oír, que eran muy pocos. La debacle militar, humana y económica de Alemania era ya indetenible.