Cerutti conversó con ABC Color y contó su visión de estas clases. “Con el ballet fue más rápido poder apreciar los progresos; por supuesto, es gente que tiene ya más experiencia y es otro nivel de edad. Pude ver un cambio muy rápido; como son profesionales, son gente muy interesada por aprender y están muy concentrados”, indicó. Asimismo, señaló que trabajar con las alumnas al principio fue un poco más difícil. “Siempre es más difícil con los más pequeñitos; tienen otro tipo de motivación y tienen que repetir mucho más; a veces se cansan un poco más rápido. Pero pudimos trabajar y mejorar las posturas de la cabeza y los brazos, entre otras cosas”.
La maestra aseguró que lo que buscó aportar, de lo que se hace en el Ballet de la Ópera de París, fue “el tipo de saltos y el movimiento de los hombros”.
Cerutti reflexionó también que en cuanto al nivel de danza en Latinoamérica en comparación con Europa, el Ballet Nacional del Sodre, de Uruguay, donde ella ha trabajado por varios años junto a Julio Bocca, es donde se notan más avances. No obstante, subrayó que hay semejanzas con el nivel de nuestro ballet. “Con los del Ballet Municipal sí hay ciertas semejanzas, características parecidas, entonces tengo que dar como las mismas indicaciones”, dijo.
Además, recordó a su maestro, el ruso Rudolf Nureyev, y de su experiencia de trabajo con él dejó un mensaje para todos los bailarines paraguayos. “Un bailarín no es solamente alguien que tiene dos brazos, dos piernas y se mueve; es un ser humano completo, y cuando uno baila y se presenta ante un público, ese ser humano completo tiene que transmitir algo que el público cuando lo vea no diga solamente ‘qué bien bailó’, sino que el público quede como sorprendido o maravillado, que haya sentido efectivamente algo grande que el bailarín quiso transmitir”, finalizó.
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