“Las voces del mar”, antes de la medianoche, marcaba el inicio de un intenso recital de Rata Blanca. “El reino olvidado”, “71-06 (Endorfina)” y “Solo para amarte” resonaban luego en el recinto donde lastimosamente la acústica no es buena y poco se entendía lo que Adrián Barilari decía, aunque sí se notaba la potencia de su voz y su facilidad para alcanzar notas agudas, cualidades que posee intactas a pesar del paso de los años. Los fans descontrolados eran un show aparte y coreaban cada canción de principio a fin.
“Vamos a hacer que esta noche sea inolvidable”, invitaba Barilari antes de “El beso de la bruja”, mientras los “riffs ” de Walter Giardino eran celebrados. “Ahora queremos escucharlos a ustedes”, pidió Barilari para “Volviendo a casa”, los fans cumplieron y el lugar parecía venirse abajo. Luego ofreció “Talismán”, “El círculo de fuego” y “Caballo salvaje”.
Un intermedio dio la oportunidad a Danilo Moschen (teclados), Fernando Scarcella (batería) y a Guillermo Sánchez (bajo) de hacer lo suyo. Luego se unió Giardino, para “Capricho árabe / Preludio obsesivo”. Sus solos fueron los más aclamados de la noche, antecediendo a “La otra cara de la moneda”, “Aún estás en mis sueños” y “Chico callejero”. “Guerrero del arcoíris” sonó después y entre efectos de luces la banda se despedía, pero el público sabía que no se irían sin los infaltables clásicos. La vuelta se cumplió con “La llave de la puerta secreta”, “Abrazando al rock and roll”, “Mujer amante” y “La leyenda del hada y el mago”, alrededor de las 02:00 del domingo.
Querubes y Muireadach fueron teloneras aclimatando a la concurrencia. Lo negativo: la frágil seguridad hizo que los sectores preferenciales sean invadidos por los excitados fans, quienes sobrepasaron las vallas y por momentos parecería que echarían todo.
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