En Thmor San, un área de la población de Doeum Sleng, los sepulcros se entremezclan con hogares donde forman parte del mobiliario doméstico, mientras los niños juegan entre las losas de piedra y los adultos preparan la comida encima de ellas.
Las familias ocuparon el terreno tras migrar del mundo rural en busca de oportunidades laborales y, frente a las altas rentas, aceptaron la necrópolis como un mal menor.
