“En el segundo año no podía pasar de categoría, porque tenía edad todavía para la Sexta. Volví a salir campeón. En la Quinta también salimos campeón y de ahí ya subí a Primera. No llegué a jugar en Cuarta común ni en Cuarta especial. En la siguiente selección después de Lima (título) yo ya estaba y tuve mi primer pantalón largo. Estaba por cumplir 16 años, aún pantalón corto con pelos en la pierna y todo, porque antes era así. Ahora las criaturas ya usan pantalones largos”.
Asimismo al respecto indicó : “En el ‘54 el técnico Benjamín Laterza me alzó a la Primera de Libertad. En mi debut en nuestra cancha nos ganó Cerro 7-2. Los dos goles nuestros los metí yo. Mis amigos me llamaron 777 como riéndose de mí porque yo era número 7 win derecho, era la fecha 7 del calendario y nos metieron 7 goles. Ahí yo dije que nunca más me iba a ganar Cerro Porteño mientras juegue en el fútbol paraguayo. Y nunca más perdí contra Cerro Porteño, solo un empate 1-1 en barrio Obrero. Tenía que vengarme de ese apodo que me pusieron”.
“Siempre fui titular y a los 20 años ya fui capitán de la selección nacional. En la inauguración del estadio de Sajonia (Defensores) cuando había un murallón hacia el Sur y solo en los costados había graderías. Jugamos contra Argentina, Uruguay y Brasil. Eso fue en el ‘55 después de Lima. Le ganamos a Uruguay, empatamos con Argentina y perdimos con Brasil. Con la selección eramos tan pobres. Entrenábamos en la cancha de Cerro y dormíamos en el famoso catre, que al estilo arpa teníamos que cargar al hombro, debajo de las antiguas graderías de cemento del estadio Adriano Irala. Cuando íbamos con la selección al Sudamericano, nuestro viático era de 6 dólares diarios en país sede. El siguiente Sudamericano después de Lima fue Chile ‘55. De ahí vinimos y jugamos el campeonato, que para octubre ya terminaba”.
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Como el campeonato se terminaba tres meses antes, González comentó que “dijimos entre los compañeros que estamos en condiciones de hacer una gira para ganar plata. Se presentó un empresario a hablar con nosotros. Nos hizo una oferta para hacer una gira por Sudamérica y Centroamérica, unos veinte partidos. Empezamos a calcular. Si ganábamos el partido, teníamos el cien por ciento de la plata para nosotros. El empresario solo cobraba si perdíamos”.
Añadió: “Comenzamos en Costa Rica. Contra el Hareidano, ganamos 3-0 en el Estadio Nacional. Se jugaba de mañana. Contra Saprissa faltaban dos horas para comenzar el partido y el estadio estaba lleno. Decían los periodistas, qué River ni Flamengo, este equipo de Libertad con jugadores que no pasan los 20 años es la sensación. Empatamos 1-1”.
Más partidos
El tercer encuentro jugamos contra la selección de Costa Rica y le ganamos 1-0 en un partidazo. Ahí pasamos Navidad y Año Nuevo en Costa Rica. Venía gente rica al hotel y nos invitaban a pasar con ellos, todos teníamos cara de criaturas. Llorábamos a las 12 de la noche y nos abrazábamos todos. En eso, Antonio Ramón Gómez en medio de un silencio gritó, ahasema ogape, he’i mitá... risa general, él era de más edad que nosotros”.
“Esa gira siguió en Perú y como éramos ocho jugadores titulares de la selección, de ahí fuimos a Brasil para sumarnos al plantel en el sudamericano del ‘56”, acotó.