-¿Cómo ve desde el exterior los “preparativos” para la revisión del Anexo C de Itaipú?
- Me preocupa lo que se ve desde lejos, a un Gobierno que no está reaccionando a la altura de las circunstancias y la necesidad de Paraguay en cuanto a su principal activo: que es Itaipú Binacional, que es algo que exige mucha más atención de lo que las autoridades le están dedicando.
-El Ejecutivo instaló hace un tiempo una “comisión asesora”, que tampoco da señales de que está concretando algo...
-La frustración que se percibe de gente prestigiosa que integraba esa comisión es una señal preocupante de que la misma no está cumpliendo el rol esperado, de asesoramiento efectivo, de incidencia en la toma de decisiones, de ayudar a montar la agenda que Paraguay necesita. Lo último que Paraguay podría hacer es entrar a hablar el próximo año de Itaipú sin una agenda propia. Si Brasil entra con su agenda, los términos de un eventual acuerdo van a ser los del Brasil, así como pasó con el Acta Bilateral. Cabe recordar que cuando Paraguay negoció la triplicación de la compensación, en aquel acuerdo del 2009 Lugo-Lula, Paraguay propuso la agenda, la reunión, montó sus seis puntos y negoció sobre esa base; no consiguió todo lo que quería, pero por lo menos logró avanzar en algunos puntos, porque hizo su parte.
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-Algunos oficiales del Gobierno argumentan que no se publica nada para evitar que la contraparte conozca de antemano la estrategia paraguaya...
-Pensar de esa manera es demasiado primitivo. Hay que mirar un poco la historia. La única vez que Paraguay llegó a conseguir algo importante en una negociación con Brasil sobre Itaipú fue anunciado antes públicamente. De hecho, fue parte de la campaña electoral de la Alianza y fue un tema que ayudó a la dupla Lugo-Franco a ganar las elecciones del 2008, y luego eso se plasmó en puntos que todo el país conocía de antemano, se movilizó a la opinión pública, la prensa estuvo muy activa.
Pero todas las veces que se tuvo una agenda secreta y negociamos en secreto, perdimos, como perdimos en Yacyretá, donde se logró un mal acuerdo. Otro caso es el Acta Bilateral, que fue en secreto y casi tumba al Gobierno. Es decir, todas las veces que hemos llevado adelante una agenda oculta, tratando de negociar con un país mucho más fuerte que nosotros, en la mesa negociadora nos ha ido mal.
-En su opinión, todavía estamos a tiempo para tener internamente algo concreto para llevar a la mesa negociadora con Brasil ...
-Como país tenemos que estar ya preparados, tenemos que tener nuestra agenda, nuestros propios estudios, datos, informaciones, etc. Justamente, la idea plasmada en el (nuevo) libro “Itaipú, Causa Nacional”, que ya está casi todo listo y que voy a lanzar el año que viene, es justamente instalar el debate, que se tiene que manejar en el ámbito gubernamental, de la sociedad civil y con una intensa participación de los medios de comunicación para que eso se socialice.
Otra cosa es el cronograma de las negociaciones, pero yo prefiero llegar atrasado a llegar a tiempo y mal preparado, para asegurar que la decisión que tomemos no sea la equivocada y terminemos otra vez cediendo nuestros derechos.
Cabe recordar que Miguel Carter, doctor en Ciencias Políticas, presentó los primeros meses del presente año los resultados de una investigación, en la que sostiene que Paraguay ha dejado de recibir US$ 75.000 millones en los últimos 30 años de funcionamiento de la central hidroeléctrica de Itaipú, a raíz de la vigencia de un Tratado que le ha sido ampliamente desfavorable.