Frustración como mínimo, odio como máximo: eso sentimos todos al menos una vez al día cada vez que queremos sacar una cuenta de email o continuar navegando en internet.
Todos los días tipeamos un “captcha”, esas letritas beodas que piden que uno las copie con exactitud para seguir adelante. Captcha significa Completely Automated Public Turing Test to Tell Computers and Humans Apart. Captcha es lo que uno odia. Y Captcha fue pensado por alguien. Ese alguien es Luis von Ahn, un guatemalteco científico y profesor en Ciencias de la Computación, cuya tesis de doctorado se llamó “Computación basada en humanos”. WOBI entrevistó al malo. (Para conocer más del cerebro de Von Ahn: www. recaptcha.com; www.duolingo.com.)
Yahoo tenía un problema, ¿cuál era?
Hace 13 años había personas que creaban programas para obtener millones de cuentas de emails gratis, “spammers” que mandaban correo basura. Enviaban 10 millones diarios, pero cada cuenta de Yahoo solo deja mandar 100. Entonces, la solución fue Captcha: asegurarse de que solo los humanos puedan obtener cuentas de correo.
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¿Hubo otra idea antes de Captcha para resolver el mismo problema?
Tuve una levemente diferente: en vez de letras distorsionadas, lo que propuse era que la gente viera varias imágenes de una misma cosa —por ejemplo, fotos de gatos— y dilucidara qué eran.
¿De ahí se desprendió el ESP Game?
Sí, nació dos o tres años después. (N. de la R.: en ESP Game, los jugadores —que no tienen contacto entre sí— deben coincidir en la respuesta a una misma imagen. Ese juego ayudó a Google a refinar su galería de imágenes, ya que hasta ese momento la búsqueda funcionaba sobre la base de nombres de archivo. Gracias a Von Ahn, si buscamos “perro”, Google devuelve fotos de perros, y ya no la de un mal jugador de fútbol que alguien subió con el nombre “perro. jpg”.)
¿Es verdad que regaló Captcha?
Sí.
¿Por qué?
No solo Yahoo tenía ese problema, muchos otros sitios de internet también. Y, además, no sabía cuán grande se iba a volver. Creo que la razón por la que se convirtió en lo que es fue que era gratis. Si hubiera cobrado, no sé si todos lo hubieran usado.
Le escriben generadores de spam.
¿Qué le piden?
Bueno… no les caigo bien (ríe). Algunos me han ofrecido dinero para encontrar la manera de resolver los captchas, que los deje pasar o algo así…
¿Cómo lo encuentran: mail, llamadas?
Por mail y a veces por Twitter.
¿Qué piensa cuando recibe spam?
Creo que ahí falló el sistema. Por suerte, el inconveniente ha mejorado bastante. En 2001 yo recibía cerca de 50 emails de spam. Ahora, muy pocos. Mucha gente no lo conoce, e insultan al que inventó “eso que hay que llenar cada vez que quiero hacer algo en la computadora”.
¿Recibió insultos en persona?
(Ríe) Sí, pasa bastante. El Captcha es un mal necesario; a mí tampoco me gusta. Desafortunadamente, es como muchas cosas; solo están ahí para asegurarse de que nadie haga nada malo.
¿Alguna vez le dijo a alguien “eso lo inventé yo”?
Sí.
¿Y lo entienden?
Usualmente sí, y mejora bastante cuando les explico la idea de ReCaptcha, para digitalizar libros.
¿Cómo funciona ReCaptcha?
Sucedió unos seis años después de inventar Captcha. En 2006 ya todos los sitios grandes de internet lo usaban. Por día se ingresaban alrededor de 200 millones de captchas. Era mucho más grande de lo que yo pensaba, y me dio mucho orgullo. Pero después me empecé a sentir mal, porque la gente pierde alrededor de 10 segundos de su tiempo tipeando. Si multiplicamos 10 segundos por 200 millones, resulta ser que la humanidad entera está perdiendo alrededor de 500.000 horas diarias en los captchas. Pensé: ¿existirá alguna manera de reutilizar ese tiempo en algo productivo?
Ahí nació la idea de que cuando las personas escriban un captcha podrían ayudar a digitalizar libros. Se empieza con un libro físico, que se escanea, y luego la computadora descifra las palabrasde esa imagen. El problema es que la tinta de los libros que fueron escritos hace más de 20 años está gastada y no se lee bien. Tomamos todas esas palabras que no se pueden descifrar y las mandamos por internet a los que están tipeando captchas. Esos términos vienen directamente de un libro, y son los que la computadora no pudo descifrar. La gente nos está ayudando a hacerlo.
¿El término más ingresado para ese captcha es el considerado correcto?
Sí. Damos dos palabras. Para una, sabemos la respuesta; es la que identifica si el usuario es un humano. La segunda es la nueva, que viene de un libro.
Los inventos nacen de necesidades. ¿Qué necesitaba para inventar Duolingo (sitio de enseñanza de idiomas) en 2009?
Acababa de vender mi segunda compañía a Google (vendió ESP Game y ReCaptcha). Estaba en una posición muy afortunada, no tenía por qué trabajar.
Yo nací en Guatemala, un país bastante pobre; siempre quise hacer algo relacionado con la educación.
Muchos dicen que la educación puede traer igualdad, pero a mí siempre me pareció lo contrario. Las personas pobres no tienen acceso a la educación, mientras que las que tienen dinero pueden obtener la mejor del mundo.
Quise encontrar una manera de dar educación gratuita, sin discriminar entre ricos y pobres. Decidí concentrarme en el aprendizaje de idiomas. Se cree que las cosas gratuitas no son muy buenas. Tuve que contratar a los mejores para hacer el mejor sistema; debía encontrar una manera de financiar el proyecto. Entonces surgió: después de que el usuario del sitio aprende algún concepto (en cualquier idioma), le pedimos que si quiere practicar lo que acaba de aprender nos ayude a traducir algo. Esa traducción genera valor, que se le puede vender a alguna organización. Esa traducción es lo que financia el aprendizaje en Duolingo.
Estima que con 100.000 usuarios podría traducir Wikipedia del inglés al español en 5 semanas, y con 1 millón de usuarios, hacerlo en 80 horas. ¿Cuántos usuarios tiene Duolingo?
Más que eso; 2,5 millones de usuarios semanales; 4 millones totales, y podemos empezar a traducir Wikipedia: de hecho, lo estamos haciendo.
Por Emilse Pizarro
