Producen más de 500 tipos de velas

“Teníamos tiempo y queríamos hacer algo”, explica Laura Wilson Smith sobre los orígenes de la fábrica de velas Ripale. Fue exactamente hace 25 años cuando Laura, su hermana y su madre decidieron comprar y levantar una fábrica que estaba a punto de cerrar sus puertas.

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Entonces tenían solo tres empleados. Hoy tienen 32, entre el personal de ventas, fábrica y administrativo y producen más de 500 tipos de velas.

“Crecimos porque fuimos creando nuevos productos a base de la demanda. Así, de las industriales pasamos a las velas artesanales y, últimamente, hemos incorporado una línea esotérica”, indicó Wilson Smith, presidenta de la firma.

Entre los productos, cuentan desde hace años con la vela “antidengue” con esencia de citronella, las flotantes y, en épocas de Navidad, las de esencia de flor de coco. Pero desde el año pasado, existe una gran demanda de velas esotéricas y religiosas.

En cuanto a la línea de velas artesanales, fabrican fanales con detalles de ñandutí, encaje ju, entre otras técnicas decorativas.

“A veces, un cliente trae un diseño y nosotros lo hacemos. Recuerdo que una señora nos pidió una vela en forma de cala, que luego a alguien le pareció ideal para primera comunión y desde entonces se popularizó para ese fin”, indicó.

Agregó que la demanda hizo que tengan una diversidad enorme de productos.
“Hemos hecho algunas pruebas de exportación, como, por ejemplo, a Palma de Mallorca (España), pero se presentan ciertas dificultades para el transporte de los productos”, dijo.
En cuanto a la capacidad productiva, han llegado a elaborar velas por 110 toneladas de parafina (materia prima) en un año. El paquete más chico, de 8 velas, cuesta G. 2.100. Los fanales más grandes con detalles de ñandutí llegan a G. 250.000, precios que consideran razonables por la calidad y la formulación especial para un clima cálido y húmedo como existe en nuestro país.
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