“Las sanciones son retiro del RUC, cese de actividades... no es eso, ellos querían unas boludeces que pidió Santi (el presidente Santiago Peña), para nosotros el punto 6 y el 7 –de lo que te voy a mandar– era lo innegociable y nos plantamos en el final, y ya sabés gracias a quien torcimos el brazo”, dice un audio difundido en un grupo de WhatsApp que salió a la luz, atribuido en principio al senador Gustavo Leite (ANR, cartista), y de cuya autoría más tarde él se hizo plenamente responsable. Es más, invitó a que “cada uno saque sus conclusiones”. “Boludez”, según la RAE, equivale a “tontería”, “pendejada”.
Pues bien, aceptando la invitación de “sacar conclusiones”, lo primero que se nos ocurre es el poco valor que el senador cartista le otorga a las opiniones o sugerencias de nada menos que el Presidente de la República, y, en segundo lugar, el “ya sabés gracias a quien torcimos el brazo” puede inducir a pensar que Leite y sus compañeros de ruta obedecieron una bajada de línea procedente de cierto quincho. Todo esto parece ir sacando cada vez más en claro los verdaderos propósitos que impulsaron la presentación del proyecto de ley “que establece el control, la transparencia y la rendición de cuentas de las organizaciones sin fines de lucro”. En este marco se creó una comisión bicameral de investigación para indagar sobre “hechos punibles de lavado de activos contra el patrimonio del Estado, contrabando y otros delitos conexos”. Este grupo, bautizado como “comisión garrote”, parece tener más bien la misión de hostigar a organizaciones no gubernamentales y a otras instituciones y entidades, entre ellas nuestro diario, que molestan al poder de turno.
Hasta aquí, por lo menos, queda claro la consideración que el presidente Peña goza en el círculo legislativo del cartismo, porque si el grupo de WhatsApp en que se difundió el calificativo de Leite al pedido del primer mandatario tiene 77 integrantes, al menos algunos han de pensar lo mismo para que el legislador se exprese con tanto desparpajo. Es de pensar además que quienes piensen que el presidente es un “boludo” y lo expresen tan abiertamente, han de tener un poderoso respaldo. Vale la pena recordar que el expresidente de la República y actual titular partidario, Horacio Cartes, tuvo a ese “grosero” legislador como ministro de Industria y Comercio, pero a quien el exsenador Juan Carlos Galaverna acusó en su día de haber pedido un soborno.
A estas alturas, no sorprende que la opinión del Presidente de la República al parecer importe a las bancadas cartistas mucho menos que la del presidente de la ANR. Es bueno saber quién manda, o sea, que el Poder Ejecutivo no es bicéfalo en la práctica, pero está mal que quien fue electo por los gobernados sea incapaz de ejercer su cargo con autonomía. En descargo de Santiago Peña se podría decir, no obstante, que al menos no pidió el parecer de su líder antes de criticar un proyecto de ley de gran interés partidario.
La difusión del audio también es útil para saber que dentro mismo de la “comisión garrote” saben que lo que están llevando adelante no es correcto, y que en algún momento se puede trancar por alguna acción de inconstitucionalidad. Al respecto se oye decir a Leite: “Pero esto se va a trancar en inconstitucionalidad en algún momento, porque ellos (suponemos que las entidades privadas interpeladas) evidentemente no nos pueden dar los datos, pues, si nos dan los datos, ellos mueren política y socialmente en Paraguay”, Como se ve, tienen totalmente claro el panorama.
Pero hay más, pues de las palabras del citado legislador se desprende que la “comisión garrote” está embarcada en una campaña de desgaste contra las ONG y otras entidades molestas: “Yo veo que por ahí va la cosa, pero están absolutamente desgastados. Hoy un ‘oenegero’ es alguien que no quiere la transparencia, un incoherente que dice una cosa y hace otra. Tenemos que insistir por ese lado y, por supuesto, ventilar lo que tenemos”. Por lo visto, más allá de buscar alguna irregularidad, el objetivo está en desprestigiar a aquellas entidades que “no se alinean”.
Es como para pensar que los constantes viajes que realiza Santiago Peña al exterior, a veces para acontecimientos tan insignificantes o en los que puede ser representado por un funcionario de menor importancia, es para mantenerlo lejos del foco de las decisiones que se toman sobre el país, pero no desde el Palacio de López. Ahora hasta una opinión suya es considerada públicamente como una “boludez” por un legislador exponente de su partido, y en conversación con otros varios. Es de desear que se reencaucen las cosas y que la institucionalidad retorne en nuestro país.