“Es lamentable que en esta época sigamos sin este servicio esencial. No podemos conservar los alimentos. Tampoco lo puede hacer el puesto de salud con los medicamentos que requieren refrigeración”, dijo Isidro Marcelino Álvarez, antiguo poblador.
Instaló en su domicilio un pequeño panel solar para la carga de batería del teléfono celular.
Con respecto a las actividades económicas, mencionó la ganadería menor, tambos y elaboración de queso.
Explicó que los cultivos son escasos, considerando que los terrenos se redujeron considerablemente por el efecto dique del terraplén de la Ruta IV “Gral. Díaz”.
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“Solo quedan pequeñas huertas para autoconsumo”, significó.
Álvarez dijo que la supervivencia en esta zona del Ñeembucú se hace cada vez más difícil.
Actualmente solo quedan al menos 15 familias.
