“El partido Azul-Blanco que yo dirijo no aceptará participar en un gobierno con un líder que se enfrenta a una grave inculpación”, en alusión a una investigación por regalos y favores indebidos recibidos por el actual premier.
Aunque Gantz no ha cerrado la puerta a un acercamiento con el partido Likud, de Netanyahu, sino solo a un gobierno dirigido por este.
Netanyahu hizo el llamado ante periodistas tras aceptar el encargo del presidente, pero ambas partes parecen bastante distanciadas, inclusive sobre el tema de quién es el que debería encabezar el gobierno de unidad.
En las legislativas ambos empataron. Netanyahu tiene 32 escaños y con sus aliados conservadores, más los partidos ultraortodoxos, alcanza los 55, en tanto Gantz, que logró 33 escaños, llegaría a 54 apoyos en total con otros liberales y socialdemócratas, además de las formaciones de árabe-israelíes.
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“El que tiene más posibilidades”
Las partes discutían desde el lunes pero sin lograr un acuerdo. Pero tras un encuentro con Netanyahu y Gantz el miércoles por la noche en Jerusalén, el presidente Rivlin se adelantó y confió a Netanyahu la tarea de formar gobierno.
Su misión será tratar de lograr al menos 61 diputados para alcanzar el umbral de la mayoría en la Knésset, el Parlamento israelí.
“El que tiene más posibilidades es Netanyahu, apoyado por 55 diputados, mientras Gantz tiene 54, pero 10 de ellos anunciaron que no participarían en el gobierno”, dijo Rivlin en conferencia de prensa.
Diez diputados de la Lista árabe unida, convertida en la tercera fuerza política en Israel, apoyaron la candidatura de Gantz al puesto de Primer ministro, pero sin comprometerse a participar en el próximo gobierno.
“Haré todo lo que esté en mi poder para formar un gobierno de unidad con una dirección conjunta”, declaró Netanyahu, refiriéndose a un “liderazgo conjunto, un gobierno paritario”, con “dos personas dirigiéndolo”.
