España traspasó simbólicamente ayer a la ONU y la Presidencia chilena las instalaciones del recinto donde se celebrará la conferencia entre el 2 y el 13 de diciembre.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, visitaron las instalaciones, que cuentan con siete pabellones para albergar delegaciones de casi 200 países y más de medio centenar de jefes de Estado y Gobierno y responsables de organismos multilaterales.
Junto a ellos recorrieron el recinto la ministra chilena de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, y la secretaria Ejecutiva de la ONU sobre Cambio Climático, Patricia Espinosa.
Ambas agradecieron el esfuerzo del Gobierno español y su solidaridad por organizar en apenas tres semanas una cumbre de este alto nivel, que iba a celebrarse en Chile, pero que tuvo que ser trasladada a Madrid por la situación social que vive el país sudamericano.
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En declaraciones a los medios, Schmidt llamó a los participantes en la cumbre a adquirir “nuevos compromisos más ambiciosos”.
“Tenemos que cambiar el rumbo para avanzar en un desarrollo sostenible transversal de la acción climática, que involucre no solo a los gobiernos, sino también a las ciudades, regiones, empresas y a la sociedad en su conjunto”, dijo.
Destacó la relevancia de esta cumbre en Madrid, como último paso antes de poner en marcha el Acuerdo de París en 2020, que exige a los países presentar compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones contaminantes.
