“Insto a todos, a un lado y otro del debate, a permitir que comiencen a cerrarse las heridas”, “llevaremos a cabo el Brexit a tiempo el 31 de enero, sin ‘si’, sin ‘pero’, sin ‘tal vez’”, había dicho eufórico, proclamando un “terremoto” político, después de obtener la mayor victoria conservadora desde 1987 en las legislativas del pasado jueves.
Johnson se arriesgó a convocar comicios anticipados en diciembre tras perder apoyos en el Parlamento. La jugada le salió redonda: su partido obtuvo una mayoría abrumadora.
Los escoceses
Pero la aplastante victoria de Johnson implica para el primer ministro británico el riesgo de ver tambalearse la unidad del país, entre la exigencia de un nuevo referéndum soberanista en Escocia y la aspiración de una Irlanda reunificada.
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Firmemente opuesta al Brexit, la jefa del gobierno autónomo escocés, la independentista Nicola Sturgeon, reafirmó su deseo a obtener una nueva consulta de autodeterminación seis años después (2014) del referéndum en que 55% de escoceses votó por permanecer en el Reino Unido.
En las legislativas del jueves, su partido nacionalista SNP logró 48 escaños en la Cámara de los Comunes, 13 más que en 2017.
Sturgeon consideró que este deja a Escocia y el resto del país en “caminos divergentes” .
La enérgica dirigente estima que “Johnson obtuvo un mandato para sacar a Inglaterra de la Unión Europea” , pero no a Escocia. La victoria del SNP constituye “un nuevo mandato”, “reforzado”, para dar a los escoceses la palabra sobre su futuro, enfatizó.
