“Notre Dame no está salvada (...) aún está en peligro”, recordó el general durante una entrevista con varios medios franceses, confirmando sus declaraciones de noviembre.
Jean-Louis Georgelin fue designado por el presidente francés Emmanuel Macron para presidir la reconstrucción en cinco años de la catedral.
“Actualmente no podemos pronunciarnos sobre el estado de la bóveda, hay que examinarlo”, explicó el general, que dijo sentirse en cambio “bastante optimista”.
El incendio en Notre Dame de París, obra maestra del arte gótico construida del siglo XII al XIV, destruyó su tejado y su famosa flecha, obra del arquitecto Eugène Viollet-le-Duc del siglo XIX.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
La cuestión del proyecto arquitectónico sigue totalmente abierta, según el general Georgelin: reconstruirla de forma idéntica a la original, como desea el arquitecto jefe Philippe Villeneuve, o someterla a un gesto arquitectónico audaz, como sugiere el ejecutivo francés.
Desde el principio, la reconstrucción de la aguja de la catedral ha desatado una fuerte polémica. ¿Habría que rehacerla de forma idéntica a la original, retomando los planos detallados del siglo XIX diseñados por Viollet-le-Duc, tal y como desea el actual arquitecto jefe de la catedral Philippe Villeneuve?
¿O habría que apostar por un “gesto arquitectónico contemporáneo” sacando propuesta a concurso internacional, como sugirió el presidente Emmanuel Macron?
Andamiajes
Pero primero, la próxima operación prevista es el desmantelamiento del andamiaje que fue instalado alrededor de la catedral antes del incendio del 15 de abril para restaurar el edificio. El andamio debe ser retirado porque presenta una amenaza para la catedral.
Después, se realizará un diagnóstico completo que permitirá a los arquitectos analizar cómo restaurar el templo, antes de comenzar la reconstrucción en 2021.
El presidente Macron expresó su deseo de que se culmine en 2024, un plazo que algunos consideran demasiado ajustado.
A partir de febrero, comenzará esta delicada operación consistente en desmontar uno a uno los 10.000 tubos metálicos que rodean el edificio que el fuego soldó entre sí como una gigantesca tela de araña.
Instalado antes del siniestro para restaurar el edificio, el andamiaje, fragilizado y deformado por las llamas, amenaza a la bóveda y el equilibrio de la catedral, que este año no pudo acoger la misa de Navidad por primera vez desde hace dos siglos.
Tras finalizarse un segundo andamiaje más alto y ligero, un equipo de expertos denominados “ardillas” desmontarán las piezas y una grúa gigante de 75 metros las bajará al suelo.
La operación durará varios meses, si bien el espacio frente a la fachada será abierto progresivamente a los turistas y viandantes a partir de finales de enero.
