WASHINGTON (EFE). El caso para un juicio político al presidente estadounidense, Donald Trump, se trasladó el pasado miércoles a su escenario definitivo con la llegada al Senado de los cargos contra el mandatario, el primer paso en un proceso que tiene pocos visos de acabar en su destitución.
Casi un mes después de que la Cámara Baja aprobara dos cargos contra el gobernante estadounidense -los de abuso de poder y obstrucción al Congreso- a raíz de sus presiones políticas a Ucrania, la líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, puso fin a la espera y nombró a siete fiscales especiales, encargados de argumentar el caso ante el Senado.
El mandatario es acusado de abuso de poder por retener ayuda militar a Ucrania, así como por prometer una reunión de la Casa Blanca al presidente de ese país a cambio de una investigación sobre el rival con más opciones de disputarle las elecciones presidenciales, el demócrata Joe Biden.
Según los demócratas, Trump condicionó la entrega de casi US$ 400 millones en ayuda a Ucrania y la programación de una reunión en la Casa Blanca con Zelenski a su exigencia de que Kiev anuncie que planeaba investigar a Biden, algo que el mandatario niega.
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Pelosi defendió el proceso a pesar de que es muy improbable que acabe en la destitución de Trump, dado que para ello se necesita una mayoría de dos tercios (67 de 100) y los republicanos controlan 53 de los cien escaños del Senado. Es decir, precisan de al menos 20 votos para destituir al presidente.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien no oculta su intención de hacer que el inquilino de la Casa Blanca sea absuelto, dijo estar listo para actuar rápidamente.
El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, actuará como jefe del Senado temporal en sustitución del vicepresidente, Mike Pencee. El pleno de Senadores es el jurado.
Pero esperan entregar información embarazosa para el presidente de Estados Unidos. Sin testigos ni documentos adicionales, “el proceso del Senado se convertirá en una farsa, una reunión televisada para un juicio simulado”, reconoció el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer.
Los republicanos, que han cerrado filas en torno a Trump, denuncian en tanto una “cacería de brujas” orquestada por los demócratas.
Solo dos jefes de Estado se enfrentaron a un “impeachment” en Estados Unidos: Bill Clinton (1993-2001) y Andrew Johnson (1865-1869).
Dos figuras históricas
El presidente de EE.UU. Donald Trump, recurrió a dos figuras del histórico juicio político al expresidente Bill Clinton para integrar el equipo legal que lo defenderá en su “impeachment”, como se conoce en inglés al proceso de destitución del gobernante. Son Kenneth Starr y Robert Ray, que en la década de 1990 acapararon la atención de EE.UU. por su papel como fiscales especiales e independientes que con su investigación pusieron contra las cuerdas a Clinton (1993-2001), y que se sumarán a juristas que hace meses diseñan la estrategia de defensa. (EFE)