El pasaje, tapiado desde el siglo XIX, fue abierto con ocasión de la coronación del rey Carlos II en 1661.
“Estábamos hurgando entre los 10.000 documentos no registrados sobre el palacio en los archivos de Inglaterra en Swindon cuando descubrimos los planos de la entrada al claustro”, explicó Liz Hallam Smith, consultora del equipo parlamentario en la Universidad de York.
A ambos lados de la entrada tapiada estaban aún las bisagras que una vez albergaron las puertas de madera de 3,5 metros de altura.
Pero también en las paredes había inscripciones de los albañiles que trabajaron en la restauración del edificio tras un incendio en 1834, así como otra que data de 1851 que proclamaba: “esta habitación fue amurallada por Tom Porter, que era muy aficionado a la Ould Ale”, su cerveza favorita.
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Otra sorpresa, al entrar en la pequeña habitación que ocultaba el pasaje, quienes hicieron el hallazgo pudieron encender la luz, instalada en los años 1950 durante los trabajos de restauración tras la Segunda Guerra Mundial. Encontraron una bombilla de la marca Osram con el sello “propiedad del gobierno de su majestad”.
