El único continente sin coronavirus, la Antártida

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Algunos de los 63 miembros de la argentina Base Esperanza en la Antártida, el único continente del mundo sin casos de coronavirus, donde el contingente ahí destacado rota cada año, junto con sus familias, por lo que también hay niños.
Algunos de los 63 miembros de la argentina Base Esperanza en la Antártida, el único continente del mundo sin casos de coronavirus, donde el contingente ahí destacado rota cada año, junto con sus familias, por lo que también hay niños.Archivo, ABC Color

Hay un lugar en el mundo en el que nada ha cambiado y la vida sigue igual, donde los niños van a la escuela y no existe peligro en salir al aire libre. Claro que se trata de una zona en la que apenas se sale, por el frío, y que ya de por sí está aislada, la Antártida.

BUENOS AIRES (EFE). “¿En qué lugar del mundo vas a estar más seguro que en la Antártida?”, resalta el jefe de la argentina Base Antártica Esperanza, el teniente coronel Norman Walter Nahueltripay, quien se encuentra destacado allí con otras 62 personas, incluidos su mujer y sus dos hijos, todos ellos espectadores desde la lejanía de la pandemia del covid-19 que ha paralizado al resto del mundo.

Trabajo y escuela, sin cambios

“Se puede decir que uno ya está aislado naturalmente en la Antártida”, reflexiona Nahueltripay, líder de esta expedición argentina durante doce meses, tras los cuales otro destacamento reemplazará al actual.

Se trata de la única base argentina que se asemeja a un poblado, porque los militares acuden con sus familias durante un año y hay un colegio público para que los niños desarrollen el curso con normalidad.

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Los habitantes de Base Esperanza, situada en la península Trinidad, que a su vez es una extensión de la península Antártica, continúan haciendo la tan extrañada vida normal que el resto del mundo se pregunta cuándo regresará.

La cuarentena no es obligatoria en esta base científica: “nosotros hacemos exactamente hoy en día las mismas actividades que veníamos haciendo habitualmente”, dice Nahueltripay.

Entre ellas se encuentran trabajos de sismografía y biología –los pingüinos forman parte del entorno

en la base–, así como el mantenimiento de los diferentes edificios que componen el lugar y una pequeña radio local que emite con regularidad.

Los niños que están en primaria mantienen sus clases presenciales con dos maestros que también viven allí durante todo un año y que designa la provincia de Tierra del Fuego que, aunque sea el sur para todo el mundo, es “el norte” para ellos, tal y como se expresa Nahueltripay.

Aquellos que están cursando la secundaria lo hacen a distancia, por Internet. Es decir, que desde hace unas semanas están exactamente en las mismas condiciones que el resto de los estudiantes argentinos.

En total, hay 15 menores en edad escolar en este campamento científico del Ejército argentino.

A los pequeños les gusta salir a jugar con la nieve, afirma Nahueltripay. Son los únicos niños argentinos que pueden darse el lujo de salir a jugar a la calle, aunque no puedan hacerlo mucho tiempo debido a las bajas temperaturas.

Año perfecto para la Antártida

“Si hubiese apuntado un año en el que querría venir a vivir con familia un año a la Antártida, es este”, comenta el jefe de la misión, de 43 años y natural de la provincia de Chubut, quien durante la conversación realiza una guardia alejado de la base, entre vientos de 120 kilómetros por hora que hacen crujir las paredes del habitáculo desde el que se desempeña.