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Los resultados de los exámenes realizados en el laboratorio de Weybridge (Reino Unido) reforzaron la posición de las autoridades brasileñas de que el caso registrado era atípico y no clásico, por lo que no configura un riesgo a la salud animal o humana, según un comunicado del Ministerio de Agricultura.
De acuerdo con la nota, el laboratorio informó que todas las características del caso de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) registrado en el estado brasileño de Mato Grosso indican que se trató de un caso atípico, pese a no poder contar con un diagnóstico concluyente para poder clasificarlo así de forma inequívoca.
“Las informaciones observadas por el laboratorio y los exámenes no muestran ninguna de las características propias de los casos clásicos de la enfermedad. Por el contrario, refuerzan la consistencia de un caso atípico” , afirma la nota.
Los casos clásicos de la enfermedad son provocados por la alimentación del ganado con piensos que contienen tejidos cerebrales o espinales de otros rumiantes, una práctica prohibida en Brasil.
Desde que informó de que detectó un caso sospechoso, a mediados de abril, el Gobierno ha insistido en que tiene las características de un caso atípico, es decir que surgió de forma espontánea sin ninguna relación con la alimentación.
Los casos atípicos, según Brasil, que es el mayor productor y exportador mundial de carne bovina, pueden registrarse en cualquier país del mundo que cuente con “un sistema de vigilancia robusto y transparente como el brasileño”.
Pese a la advertencia brasileña de que sería un caso atípico, los gobiernos de Perú y Egipto anunciaron esta semana la suspensión por 180 días de sus compras de carne bovina de Brasil como medida preventiva.
Egipto es uno de los principales destinos de la carne brasileña de res, con una participación del 9,62% en las exportaciones.
El nuevo caso fue diagnosticado en una vaca de 12 años sacrificada a finales de marzo y que había sido alimentada exclusivamente con pasto y sales minerales en una hacienda dedicada a la cría de ganado en grandes extensiones. La OIE mantuvo en mayo del año pasado el estatus de Brasil como de “riesgo insignificante”.