El “poeta de las curvas”, Niemeyer, fue sepultado ayer

RÍO DE JANEIRO (EFE). Los brasileños dieron ayer con oraciones y música el último adiós a Oscar Niemeyer, ícono de la arquitectura mundial que fue sepultado en su natal Río de Janeiro en medio de la consternación del mundo de la política y la cultura.

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Niemeyer, el genio que despreció la línea recta porque, según decía, no conducía a nada, y en su lugar privilegió en sus obras el trazado curvo inspirado en las formas femeninas, fue enterrado envuelto en la bandera de Brasil en el cementerio São João Batista, en el barrio de Botafogo.

El arquitecto fallecido el miércoles a los 104 años de edad fue inhumado en medio de aplausos, oraciones y cánticos que recordaron su militancia comunista, mientras la Banda de Ipanema, una orquesta de carnaval de la cual Niemeyer era patrono, interpretó las músicas “Carinhoso”, “Cidade Maravilhosa” y “Acuarela do Brasil”.

El acto estaba reservado para los familiares y amigos más cercanos, pero al final se permitió el libre acceso al panteón de los Niemeyer, una dinastía de ingenieros y militares originaria de Hanover (Alemania).

Después del homenaje oficial que recibió el jueves en Brasilia, la ciudad para la cual diseñó hace medio siglo los principales palacios y edificios públicos, ayer fueron sus familiares, amigos y compañeros de militancia en el Partido Comunista los que rindieron tributo a su memoria.

Entre los que pasaron frente a su féretro en uno de los salones del Palacio da Cidade, cedido por la alcaldía de Río de Janeiro, estuvieron la viuda y el hijo de Luis Carlos Prestes, el legendario militar y político comunista que dirigió un movimiento rebelde en la primera mitad del siglo XX, y el poeta Ferreira Gullar.

“Oscar y papá fueron los grandes comunistas de Brasil. El país no pierde solo un gran artista, sino también un gran hombre”, dijo Luis Carlos Prestes Filho, hijo del líder de la revolución conocida como “Columna Prestes”.

Por su parte Ferreira Gullar, que al igual que Niemeyer y Prestes tuvo que marcharse al exilio durante parte de su vida por sus ideas comunistas, prefirió destacar la trayectoria artística del arquitecto y las innovaciones estéticas que ideó para hacer del hormigón un material maleable y curvilíneo. “Él (Niemeyer) introdujo no solo la forma curva, también la levedad. Los edificios parecen flotar. Para nosotros los amigos es un dolor irreparable”, manifestó el poeta, citado por la estatal Agencia Brasil.

Un grupo de militantes del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) colgó en la verja exterior del Palacio da Cidade una gran pancarta en la que, entre las banderas de Brasil y la roja con la hoz y el martillo, estaba un dibujo de Niemeyer dando los últimos toques a la mano abierta, con Latinoamérica en la palma, que adorna el Memorial de América Latina en São Paulo, otra de sus obras.

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