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La investigación fue publicada ayer por la revista Nature y estuvo dirigida por Charles S. Zuker, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.
La identificación de un alimento y el placer particular que provoca suelen estar relacionados, y el estudio demostró que estos aspectos se pueden aislar y manipular separadamente.
El mecanismo de reconocimiento del sabor se origina en la lengua y continúa en el córtex, dividido en dos regiones para lo dulce y lo amargo.
Significa que se pueden manipular independientemente estas regiones.