VILLARRICA (Carlos Ávalos, corresponsal). El tribunal conformado por los jueces Nancy Roa (presidenta), Luis Giménez Sánchez y Élida Bogado, sentenció a la pena máxima de 30 años de cárcel, más 5 años como medida de seguridad al joven José Miguel Baeza (19), tras comprobarse que asesinó a su expareja sentimental Iris Celeste Paiva (15), de tres puñaladas, dos en la espalda y otra en el cuello, por motivo de celos. Así lo confesó durante su declaración en el juicio oral y público.
La magistrada Roa fundamentó que la alta condena la decidieron de forma unánime tras comprobarse claramente que el acusado asesinó a su pareja por celos, como también se pudo conocer el hecho con claridad gracias a las pruebas presentadas como el video de circuito cerrado, los cruces de llamadas entre ambos (víctima y victimario), además de la declaración de la testigo presencial del hecho, quien estuvo con la víctima el día del feminicidio.
Asimismo, explicó que se aplicaron 5 años como medida de seguridad porque el condenado, si bien confesó el hecho, no demostró ningún tipo de arrepentimiento. Además, los informes psicológicos y psiquiátricos indicaron que Baeza tiene un carácter inestable y peligroso.
Por otro lado, los familiares de la víctima dijeron estar satisfechos con la alta condena. Indicaron que “aunque se hizo justicia, eso no nos devolverá a nuestra pequeña hermana”, dijo entre lágrimas Luján Paiva, quien estuvo con ella en el momento del ataque criminal.
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La defensora pública de Baeza, Lizzi Bogado, anunció que apelará la sentencia condenatoria. Afirmó que no está en absoluto de acuerdo con la misma.
Antecedentes del homicidio
El feminicidio ocurrió el 13 de diciembre de 2018, cuando la víctima Iris Paiva (15) se encontraba en el patio de su casa compartiendo tereré con su hermana Luján, momento en que Miguel Baeza, a bordo de una motocicleta guiada por otra persona, llegó hasta el lugar y sin mediar palabras atacó a la menor aplicándole dos puñaladas en la espalda y otra en el cuello. Cuando estaba por asestar la cuarta puñalada, la hermana lo estiró del brazo, cayeron al suelo, y Baeza huyó del lugar.
