Rosa Elizabeth Pérez Ramírez, de 13 años, es una niña que tuvo el peor final, cuando en una travesura juvenil intentó ir a buscar a su amor virtual, de nombre Matías, quien no era tal, sino un hombre identificado como Juan Carlos Gómez Valenzuela, de 53 años, que la terminó matando.
El oficial inspector Johnny Godoy, subjefe del departamento de Investigaciones de la Dirección de Policía de Misiones, no solo indagó el hecho, sino que el caso lo ayudó a entender el estado de vulnerabilidad de niños y adolescentes ante personas que bien podrían ser calificadas de “monstruos”.
En el programa Crimen y Castigo que se emite por ABC TV, el agente dio detalles de lo que fue la pesquisa del caso.
“Yo estuve muy de cerca investigando este caso, y la información más certera que conseguí fue que Rosita tenía un grupo de compañeras en su escuela, aproximadamente hace ocho meses, y tenía que hacer un trabajo práctico, y una de las compañeras, con tal de joderle (sic), le dio un número para coordinar ese trabajo”, relató.
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Agregó que la compañera de Rosita le dijo: “Llámale a coordinar el trabajo, y le dio un número cualquiera para reírse de ella. Ahí fue la mala suerte para Rosita, que justo (el número) era de este señor”.
El policía señaló que el propio Gómez Valenzuela, al ser detenido, le confirmó esta versión de cómo fue el contacto con la niña.
“Me llamó un día y me dijo: ¿Vos sos fulana? No, yo soy Matías”, le relató el detenido al Policía.
“Ahí empezaron a mantener contacto. Whatsapp, mensaje normal, llamadas, hasta que pasado el tiempo era más frecuente eso”, indicó el investigador.
Godoy explicó que el hombre utilizaba un perfil falso con la foto de un joven apuesto; se identificaba con el nombre de Matías e insistía en tener un encuentro con la niña en Encarnación (Gómez residía allí).
Rosita vivía en Valenzuela, departamento de Cordillera, y obviamente sabía que no iba a obtener la autorización para viajar sola a Encarnación, a encontrarse con un desconocido.
Al culminar las clases, Rosita vino a Asunción a pasar las vacaciones con su hermano, que residía en la capital del país.
Mientras, los contactos seguían y con el conocimiento de que la niña ya no estaba en la casa de sus padres, el depravado arremetió.
Le propuso a Rosita que diga a su hermano que iba a visitar a una compañerita en Misiones.
Para reforzar el pedido, el propio Gómez llamó al hermano y se hizo pasar como el padre de la compañerita.
Para darle garantía, le dijo que su hija mayor buscaría a Rosita.
El hermano de Rosita no se mostró del todo convencido, consultó con la mamá, quien le dijo que él decidiera ya que la niña estaba a su cargo.
La insistencia de Rosita y tal vez la postura segura del “padre de la compañerita”, lo hicieron ceder.
Fue así como el 11 de diciembre, Susana Belén Arzamendia (25), aquella que el “padre de la compañerita” dijo que era su “hija mayor”, fue a buscar a Rosita.
Pero Susana no era la hija mayor, sino la pareja de Gómez Valenzuela.
Imágenes de un circuito de seguridad sobre la avenida Artigas, en las cercanías de una empresa de seguridad y de un sanatorio privado, muestran a ambas caminando.
Las dos abordaron un colectivo que las llevó a la terminal de ómnibus y, de allí, a San Juan Bautista (Misiones), en donde las esperaba Gómez Valenzuela.
Cuando llegaron, Gómez se presentó como el papá de Matías y le dijo que él estaba en una estancia a la cual irían al día siguiente.
Pasaron la noche en una piecita de la referida ciudad, y al día siguiente se dirigieron en bus hasta el cruce Ayolas. Allí bajaron y luego lograron que, “a dedo”, una camioneta los llevara hasta Santiago.
Bajaron por el camino y se internaron en un yuyal de la compañía Ka’aguy Po’i, por donde Gómez dijo llegarían más rápido. En un momento pararon para descansar, y allí Rosita fue estrangulada, según los investigadores.
¿El móvil? Cuesta creerlo, pero, según Susana –quien fue la que contó a la historia a los investigadores–, todo formó parte de una ofrenda de su pareja a “San La Muerte”. “La hipótesis más fuerte es esa: un sacrificio humano. La captó y la trajo hasta Misiones para asesinarla”, explicó Godoy.
El propio fiscal Pedro Duarte, quien envió a la cárcel a la pareja, dijo a ABC que esa es la hipótesis más fuerte, y que inclusive estaría en condiciones de sostenerla cuando el caso llegue a juicio oral y público.
