Muchos de estos jóvenes carentes de tratamiento van ingresando al sistema penal por distintos motivos, ya sea porque perpetraron algún delito para comprar drogas o por protagonizar hechos de violencia familiar durante sus crisis de abstinencia.
Tal es el caso registrado en una mañana del mes pasado, cuando una escena de violencia extrema impactó a los vecinos del barrio Ñasaindy de Alto Paraná. Un joven de 24 años pateaba a su padre que, caído en la calle, intentaba cubrirse de la brutal agresión. Fue necesaria la intervención de varios agentes policiales para contener al agresor.
Relatos de los afectados ante la Fiscalía dan cuenta de que la pelea se había iniciado en el interior de la vivienda, donde molesto por el pedido de su padre de que deje algo de hielo para el tereré, el joven reaccionó airadamente y agredió a la madre, destruyó la televisión y la máquina de coser y luego “remató” su ira contra el padre.
Los padres declararon ante la fiscala Susan Vega que su hijo era muy bueno, pero que se había transformado con las drogas. El padre relató que en una golpiza anterior, había perdido dos dientes al tratar de defender al abuelo de su hijo.
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Esta situación de violencia familiar derivada del consumo de drogas es uno de los muchos casos judicializados en el país.
