Hace casi 15 años, precisamente el 27 de enero de 2002, la ciudadanía recibió con estupor la noticia del horrendo asesinato de la estudiante Marta Orué Hirakawa, de 24 años.
El cuerpo de la joven fue cercenado y arrojado en varias partes de las ciudades de Lambaré y Asunción. El torso fue la primera parte encontrada, en horas de la madrugada, al costado del motel Regio’s, en Lambaré. La cabeza fue hallada en Parapití y Rca. de Colombia; los brazos fueron encontrados en Manduvirã y Montevideo, y los muslos, arrojados en 24 de Mayo y Félix Bogado, fueron hallados recién a las 08:30 del día siguiente.
El 10 de diciembre del mismo año, el economista y docente universitario Hugo Tomás Ramírez Sosa fue condenado a 21 años de cárcel, tras ser declarado culpable del brutal crimen. En juicio, amigas de la víctima relataron la tormentosa relación que la joven tenía con su profesor, a quien dejó a causa de los celos extremos del hombre.
Ramírez, quien en enero pasado cumplió las dos terceras partes de su pena, aprovechó la vida en prisión para proseguir con sus estudios y a la fecha, está a punto de recibirse de abogado.
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Tras denegar la libertad condicional en dos ocasiones a Ramírez, tristemente célebre como “el profesor descuartizador”, la jueza penal de ejecución Yolanda Morel resolvió concederle ayer el beneficio.
La magistrada explicó que los informes psicológicos le favorecen así como el del trabajador social, que revela que el condenado se ha casado en prisión y tiene un hijo de dos años con su nueva pareja, además de una propuesta para trabajar en una consultora.
Asimismo, Morel explicó que también consideró que la Penitenciaría Nacional de Tacumbú reportó que Ramírez tiene buena conducta en prisión y que no cuenta con antecedentes.
