Por 16 años consecutivos los jinetes han llegado de diferentes puntos del país para agradecer por los favores recibidos durante el año e implorar la bendición y protección de la Virgen de los Milagros de Caacupé.
El presidente de la agrupación, Delfín Guimaraes, manifestó que vienen a depositar a los pies de la madre de todos los paraguayos las penurias y necesidades que se viven hoy en el campo.
Guimaraes expresó que es necesario un Paraguay para todos sin distinción, cuyas riquezas y beneficios alcancen a todos y en especial a las personas laboriosas del interior de nuestro país. Asimismo, expresó que las autoridades deben apoyar y proteger la cultura popular y las tradiciones de nuestro país.
Consideró un paso muy importante que la jineteada haya sido declarada como patrimonio cultural, pero sostuvo que aún falta mucho por hacer. Niños, jóvenes y adultos participaron de la procesión ataviados con trajes típicos. Además, colocaron ante el altar de la Virgen una gran cantidad de víveres destinados a los necesitados.
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