Pobreza extrema y carencias inhumanas dificultan la paz

Este artículo tiene 6 años de antigüedad
La misa celebrada anoche  por el séptimo día del novenario en honor a  Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé  atrajo una numerosa concurrencia de feligreses de varias partes del país.
La misa celebrada anoche por el séptimo día del novenario en honor a Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé atrajo una numerosa concurrencia de feligreses de varias partes del país.Archivo, ABC Color

Monseñor Joaquín Robledo, obispo de San Lorenzo, sostuvo anoche que no puede haber paz porque hay pobreza extrema y carencias inhumanas. Fue durante la celebración litúrgica de la misa vespertina, en el séptimo día del novenario en honor a la Virgen de los Milagros de Caacupé.

CAACUPÉ (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). “Esta situación nos interpela ante la situación de muchos hermanos nuestros, sobre todo, en áreas rurales donde hay hambre. Es terrible que en estos últimos años aumentara la pobreza extrema en nuestro país, sin que nadie haya hecho nada para evitarlo”, aseveró en un momento de la homilía el obispo de la diócesis de San Lorenzo, monseñor Joaquín Robledo.

En ese contexto, mencionó que cuando hay hambre, afecta la salud, los niños no pueden ir a la escuela ni realizar actividades cotidianas y normales.

“Es por ello que en este país no hay paz, porque la pobreza extrema ha aumentado considerablemente en los últimos años. Por eso los problemas de hace años atrás han empeorado mucho más, a pesar de tantos adelantos de la ciencia y la tecnología”, recalcó el prelado.

Monseñor Robledo manifestó que no se puede estar en paz en situaciones inhumanas, carencias extremas, imposibilidad del servicio de la libertad que incluye la salud de las personas y su relaciones con los demás. Añadió que la paz es un don de Dios que está relacionado con la justicia. Si no hay justicia, no hay paz y esta se expresa en las obras de justicia.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Asimismo, el obispo manifestó que ante tantas dificultades y situaciones difíciles que afectan a nuestro país, tanta violencia en todos los ámbitos especialmente contra niños y mujeres, “¿cómo se puede perdonar al que mató, al hijo, o a la esposa? Es muy difícil, son daños irreparables”, acotó.

Al respecto, el obispo expresó que todos están llamados a ser defensores y constructores de la paz, de la dignidad del ser humano y sus derechos.

Finalmente, afirmó que “Jesús nos confía la misión de difundir la paz, la justicia y la libertad a todos los hombres y pueblos”.