En fiesta de la Virgen, piden una “Justicia insobornable”

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Encabezado por el obispo ordinario de Caacupé, Mons. Ricardo Valenzuela, comienza la procesión de la imagen de la Virgen desde un extremo de la plazoleta del santuario hasta la explanada.
Encabezado por el obispo ordinario de Caacupé, Mons. Ricardo Valenzuela, comienza la procesión de la imagen de la Virgen desde un extremo de la plazoleta del santuario hasta la explanada.

Justicia insobornable para el saneamiento de los Tribunales exigió ayer el obispo de Caacupé, Mons. Ricardo Valenzuela, en el día litúrgico de la Inmaculada Concepción. Urgió además a los jueces y fiscales recuperar credibilidad.

Caacupé fue ayer la caja de resonancia de las inquietudes del pueblo paraguayo. Fue en la misa que presidió el obispo diocesano en ocasión de la fiesta de la Inmaculada Concepción.

La misa principal comenzó a las 6:00 y terminó a las 8:20. Minutos antes del inicio arribó a la plazoleta el presidente Mario Abdo Benítez, quien en un tramo caminó y fue abucheado por algunas personas que lo trataron de “corrupto”. Estuvo entre las autoridades el presidente de la Corte, Dr. Eugenio Jiménez.

En su homilía, Valenzuela abogó por la plena vigencia de la Justicia, que sea respetable. “Si no, ¿a dónde recurrir para probar nuestra culpabilidad o inocencia?”, se preguntó.

Explicó ante la multitud que los tribunales de justicia nacieron en la sociedad de los hombres para superar la ley de la selva; para hacer innecesaria la violencia, para asegurar el derecho y la convivencia. “Toda ola de inseguridad y violencia debe llevarnos a pensar en la administración de la justicia. Hace tiempo venimos reclamando un saneamiento de nuestros Tribunales; es necesario que, en nuestro país, los jueces y fiscales recuperen credibilidad”, puntualizó.

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Recordó que ninguna paz es estable mientras no se asegure una justicia incorruptible, competente, eficaz. Si no, ¿adónde acudiremos? ¿Volveremos a hacernos justicia por manos propias? Precisó que la recta administración de la justicia es la máxima aspiración del hombre.

“Somos testigos de la angustia de nuestros fieles que se sienten huérfanos ante una justicia que muchas veces no encuentran. Necesitamos el imperio de la justicia insobornable, de la igualdad ante la ley justa. Es urgente el respeto a la verdad y a la persona humana”, apuntó.

En otro momento, abogó soltar las cadenas del egoísmo, de pequeños y grandes rencores, del individualismo que cierra y lleva a las faltas de amor, de prejuicios que cierran y nublan la vista, pero especialmente de la deshonestidad. “En esta gran fiesta debemos encontrarnos con un corazón más limpio, dispuesto, abierto, sincero y por sobre todo un corazón honesto”, puntualizó.

Mucha gente participó de la fiesta de la Virgen de Caacupé, animada con magistrales interpretaciones del coro.

Valenzuela indicó que para sentir a Dios “más claramente entre nosotros, debemos volver y seguir apostando con todas nuestras fuerzas por la honestidad en todos los niveles, tanto de parte de gobernantes como de gobernados; de parte de las autoridades y, en gran medida, también del pueblo, porque los gobernantes son y provienen del pueblo”.

Finalmente, recordó un pasaje bíblico de cómo Dios acepta a las autoridades, que son elegidas por el pueblo, pero cuando no responden son destituidas.