“En Semanas Santas anteriores vendíamos hasta 20.000 chipas y en este año no vamos a llegar ni a 5.000. Ese es el ejemplo de cómo está afectando la pandemia a nuestra chipería”, nos dijo Antonella Cuquejo, una de las propietarias de las chiperías ubicadas en el Mercado 4.
Desde una puerta instalada en la persiana entregaba los pedidos a las personas que reservaron el producto hace un mes.
Nos comentó que la situación es difícil para los comercios. “Hemos bajado mucho la producción. Miren cómo está desierta la avenida Rodríguez de Francia. Para colmo ni los automovilistas pueden pasar de la barrera que instalaron los policías, y en esas condiciones, los clientes no pueden llegar. Solo los tradicionales clientes llegaron para comprar la chipa”, indicó.
Su deseo es que la situación sanitaria cambie y que se normalice el comercio porque muchas personas dependen de la producción de la chipa.
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En México y 25 de Mayo cada año se instala un móvil de Chipa Barrero, de Juan Ramón Ayala. Ayer no fue excepción, estuvieron allí ofreciendo sus productos. “Trajimos mucha chipa, pero hay poca venta. La gente prácticamente no llega al centro. Las calles están vacías. En años anteriores, antes del mediodía, ya se vendía todo, pero esta vez la venta es poca”, nos dijo una de las vendedoras que ofrecía el producto a los pocos automovilistas que pasaban por el lugar.
Más hacia el centro histórico estaban las chiperas de la fábrica Hijas de Feliciana de Fariña.
Las mismas ofrecían las más variadas chipas, desde 5.000 guaraníes cada una. Vendían también las rosquitas, los argollones y palitos. También tenían termos cargados de cocido para completar un buen desayuno o una sabrosa mediamañana.
Se pudo observar que muy pocos automovilistas paraban para comprar. Las mismas vendedoras decían que no es como en años anteriores. También expresaban el deseo de que la pandemia desaparezca y que se normalice el comercio.
Este año, no obstante, el confinamiento en el hogar hizo que muchas familias desempolven su tatakua y elaboren la chipa, una tradición muy paraguaya.
