Afirmar una identidad propia es consigna en la vieja Tacurú Pucú

Con un lote de 1.500 documentos y fotografías relacionados con la historia de Tacurú Pucú, actual ciudad de Hernandarias, el promotor cultural Leslie Vicente Villanueva abre las puertas de su museo particular. Sin apoyo de ningún tipo, el complejo reúne objetos de la vida cotidiana de antiguos pobladores y elementos de uso indígena.

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Por considerar que Hernandarias (Alto Paraná) no contaba con un complejo que afirme una identidad propia, a través de la referencia histórica, el promotor cultural Leslie Vicente Villanueva se ocupó de organizar en el año 2004 un museo particular. Y empezó a juntar objetos ligados a la vida y obra de personajes locales, así como textos y fotografías relacionadas con el pasado y presente de la antigua localidad de Tacurú Pucú.

Tras cambiarse de lugar en tres ocasiones, el museo ocupa ahora su cuarta sede en un garaje de la casa de su fundador. El pintoresco montaje mezcla un acervo basado en recortes de diarios, revistas y folletos, con objetos de la vida cotidiana y elementos hechos por indígenas.

A pesar de ser visitado por alumnos de escuelas, colegios y universidades, el complejo no cuenta con apoyo oficial de ninguna institución pública. Es decir, funciona solventado por Villanueva, quien se esmera en satisfacer los requerimientos de los estudiantes que, inclusive, llegan en busca de datos históricos para la realización de tesis. Abundante material escrito, recortado y pegado por todo el local ayudan a comprender aspectos de la historia de Hernandarias y del Paraguay, en general. Resaltan los textos ligados a las represas de Itaipú y Acaray, situados en la zona.

Entre los objetos antiguos resaltan un teléfono de 1905, una vitrola de 1910, teléfonos a magneto, planchas a carbón, pavas de hierro, cámaras fotográficas, máquinas de escribir eléctricas. Se pueden ver también elementos caseros y de uso en la explotación forestal, como el avati soka, un martillo con las iniciales del dueño que servía para marcar rollos al caer los árboles, un par de mboroviré (palo para atacar yerba mate), y un zapato llamado aparato, que era usado por los mensú y está hecho de cuero y neumático.

Llaman la atención una serie de piezas de uso indígena: arcos y flechas, un mazo guayakí y lanzas. Cantimploras de excombatientes de la Guerra del Chaco (1932-35) recuerdan los tiempos difíciles del conflicto con Bolivia.

Gran cantidad de reproducciones fotográficas ilustran la rudeza de la vida en Hernandarias a fines del siglo XIX y principios del XX. Se ven imágenes de los establecimientos yerbateros, las estancias, los rollos de madera que circulaban en jangadas por el río Paraná, casas comerciales de familias acaudaladas y, en especial, resalta la foto de una casa de madera de la fábrica de palmitos de la Industrial Paraguaya, donde trabajaban 200 mujeres y el producto era exportado a mercados de Europa y Argentina.

Emblemáticas son las vistas que permiten ver la imagen del primer camioncito del Mixto, que realizaba viajes entre Hernandarias y Presidente Franco; de la balsa que cruzaba el río Acaray para ir a Franco, cuando apenas era un puerto de jangadas y doce precarias casas, y otra que muestra los saltos que existían en el curso del río Acaray y que desaparecieron con la construcción de la represa en 1968.
Existen también libros y documentos de gran valor para entender la historia.

Del fútbol a promotor cultural

El Museo Tacurú Pucú se ubica sobre la calle 1° de Marzo y Avenida 40, detrás de la Terminal de Ómnibus de Hernandarias. Recibe la visita del público de lunes a lunes, de 07:00 a 11:30 y de 14:00 a 19:00, con acceso gratuito.

Un lugar destacado ocupa en el museo la historia deportiva de Villanueva, quien a los 10 años vino de Villarrica con su familia. El viaje, en 1954, duró seis días hasta llegar a Hernandarias. Aquí se hizo futbolista en 1967 y se dedicó a la dirigencia deportiva hasta 1984.

Pueblo de origen jesuítico

Si bien no hay fecha exacta de fundación de Hernandarias, existen referencias históricas que indican que fueron los jesuitas los que llegaron a Tacurú Pucú en 1626 y lo bautizaron con el nombre de Nuestra Señora de la Natividad del Acaray, en tierras del cacique Arerara.

En la zona se ubican las represas hidroeléctricas de Itaipú y de Acaray. La de Acaray se empezó a construir el 1 agosto de 1966 y entró a operar en 1968. Su cota es de 185.3 metros y aguas abajo es de cota 115 metros. Genera normalmente 210 megavatios, con sus 4 turbinas que lanzan 56 metros cúbicos de agua por segundo.

yubi@abc.com.py
FotoS: ABC/Andrés Cristaldo

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