El lago Ypacaraí es también leyendas y supersticiones

El lago Ypacaraí, en sus momentos de esplendor, no solo era un lugar adecuado para el baño; también guardaba supersticiones, leyendas y sentimientos que se transmitían a los visitantes. Los canoeros eran quienes compartían estos relatos mientras complacían a los turistas en sus recorridos por las aguas. Uno de estos trabajadores, Raúl Franco, lamenta la contaminación del espejo de agua y anhela seriedad para que esta fuente de trabajo recupere su belleza, misterios, y que ya no sufra atentados de los humanos.

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El poblador es un conocedor del comportamiento del lago, porque en sus aguas desde niño se refrescaba y practicaba la pesca. “Nuestra pasión era atrapar corvinas. Pescábamos además otras especies, que luego compartíamos en familia. Con esta tragedia toda vida desaparecerá”, lamentó.

Traicionado por la emoción y con la voz entrecortada, Franco lamentó que el lago haya llegado a esta situación, porque para los “centralinos” está muriendo su principal atractivo.

Relató que muchos estudios se realizaron y se invirtió mucha plata, sin embargo se llega a esta situación por la inconsciencia de las autoridades, de los vecinos y de los mismos veraneantes que nunca respetaron esta fuente de agua. Unos no hacían cumplir las leyes; otros, en cambio, tiran sus desechos al agua o a los cauces que desembocan en el lago.

“Cómo aregüeño, siento desde lo más hondo de mi corazón ver a este lago así. Y, como dice un comunicador, si viviera la mujer que escribió la canción sobre el mismo, se hubiera pegado un tiro en la cabeza”, apuntó.

Franco es actualmente presidente de la asociación de canoeros de Areguá. Esta organización nuclea a propietarios de treinta pequeñas embarcaciones que se dedican a hacer recorrer a los turistas. “Este lago es nuestra vida aquí en Areguá. Con nuestro trabajo ganamos el pan de cada día. También los artesanos dependen del mismo; ¿por qué?, porque los turistas vienen para estar cerca de la playa, y de allí van a comprar cerámica o van a comer a los restaurantes. Los chiperos y bolleros también llegan a la playa para ofrecer sus productos, para ganar algo y mantener a sus familias. Y cuando muera el lago, ¿dónde irán? Creo que con esta tragedia el departamento Central pierde su atractivo, su belleza y su más preciado recurso natural”, apuntó.

El lago, especialmente sus costas, también fue lugar de encuentro de las familias. Aquí se venía a respirar el aire puro, a disfrutar de la brisa que aplaca el calor, por eso es una lástima verlo en estas condiciones.

Además de hacer pasear a los visitantes, los canoeros narraban a los turistas la historia, anécdotas y leyendas que se crearon en torno a este preciado recurso natural.

Una de esas leyendas que se relataban era la que se refiere a un cacique cuyo pueblo estaba en guerra con otra etnia. En ese tiempo se le acercó un señor que le pidió agua y este se la negó. Entonces, como una maldición, le dijo ‘que le rinda su agua’ y se retiró del lugar con su loro hacia otro sitio donde quedó dormido y, como arte de magia, su mascota le gritaba: ‘levantate, papá, que el agua sube’”, y así nacía el lago.

Otra leyenda se refiere a la vida de Limpia Concepción, que fue una mujer que vendía chipa y que habría sido asesinada por su novio en la playa. Su espíritu, según Franco, se pasea por las playas en el verano y luego se dirige hacia el templo. “Cuando era monaguillo yo estaba con los guanelianos italianos en el seminario. Una vez, con otros tres compañeros, vimos a Limpia, que fue al abrir la puerta de la iglesia. Eran las 4:00 de la madrugada cuando vimos a la mujer entrando al templo como una novia. Le dije al compañero: ‘quién es aquella que viene tan temprano para rezar’. Nos acercamos más a la imagen y luego vimos que se retiró del lugar; le seguimos y se internó en el lago. No sé si fue alucinación o realidad”, comentó destacando que leyendas como estas hay a montones.

Para el poblador, “Areguá tiene su leyenda, y cuando hay reunión de los antiguos pobladores, se comparten anécdotas, que luego relatamos a los clientes, quienes quieren conocer más del lago”.

Comentó que en estos días le llamó un aregüeño que vive en otra ciudad y le preguntó qué le pasó al lago y le dijo: “Es una lástima, mataron nuestro lago”.

El canoero dijo que, a pesar de todo, nadie toma conciencia. Los domingos se observa a veraneantes que se internan en el lago y allí tiran sus desperdicios. “En los letreros se lee: ‘No ingresar con botellas al agua. No arrojar basura en la costa’, pero la gente hasta se pelea con la seguridad cuando es observada. Los inadaptados suelen agredir verbalmente a quienes deben conservar la higiene. Todos estos signos de prepotencia deben desaparecer si queremos salvar el lago”, resaltó.

Mencionó igualmente que aquí hubo un proceso de destrucción del lago, porque a consecuencia de los desvíos de los cursos de agua desaparecieron los riachos Hû, Pytá y Verá. El Marino Canal está luchando con la extinción. Estos fueron delitos ecológicos que también afectaron al lago.

Finalmente, el poblador anhela que se haga un trabajo serio y que las autoridades encuentren la fórmula para descontaminar el agua. Que esta situación sea el último atentado, que los vecinos también colaboren y que todos juntos asuman el compromiso de proteger el lago, porque perderlo sería matar la identidad más hermosa del Paraguay.

avelazquez@abc.com.py /
Fotos: Andrés Cristaldo y Jorge Cañete

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