Por un lado, está en peligro la salud de los habitantes del país, y ante esta situación nuestro sistema sanitario tambalea, obviamente, ante un virus inesperado y potente, que paraliza toda actividad a diferencia de otras enfermedades conocidas hasta hoy.
Pero esto no solo le ocurre al Paraguay, sino también a Italia, España, Estados Unidos de América, Argentina, Brasil, etc. Cada país, con su peculiaridad, pero con un denominador común: el riesgo de seguir perdiendo vidas humanas.
Por ese motivo, es importante seguir con las restricciones de circulación de personas por diversos medios para disminuir al máximo el contagio. Hasta el momento, los resultados son positivos, porque el mapa del covid-19 que nos muestra el Ministerio de Salud permite observar que las medidas están dando resultados.
Felizmente, ayer a la mañana, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, ante la terrible y deshumanizada presión de un sector empresarial, resolvió prolongar la restricción total hasta el 12 de abril, que es el Domingo de Pascua. Se aplaude la firme decisión del Ejecutivo, que escuchó a su ministro de Salud, a los profesionales de “blanco” del sector público y privado, que están en la primera línea de batalla, que a gritos le pedían al Jefe de Estado que no se deje presionar por los “hombres de negocios” del país a los que solo les importan juntar billetes para mantener su alto nivel de vida a costa de la salud de sus compatriotas.
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También le escuchó a la ciudadanía, a esos “comunachos” que resisten desde sus casas como pueden para evitar ser víctimas y/o propagadores del covid-19. Hacen maravillas con su cada vez más flaco presupuesto familiar y todo el estrés psicológico de soportar cómo salimos de esta.
Estamos cansados de que en el Paraguay los autodenominados “exitosos” de las finanzas y del fútbol nos quieran marcar las pautas de conducta. Esos empresarios que tuitearon en favor de la flexibilización de las actividades perdieron la magnífica oportunidad de quedarse callados. Salieron a contramano de los intereses de la Nación y, en particular, de sus compatriotas más vulnerables. Si son católicos, no le escucharon o no le hicieron caso al papa Francisco en su mensaje “Urbi et orbi”, que conmovió a gran parte del mundo.
No está de más que pidan disculpas públicas, que recapaciten y aprovechen este momento histórico para tener empatía con el semejante. No sirve de nada hacer donaciones públicas con el logo de sus empresas en campañas nacionales televisadas si en sus empresas y/o fábricas no adoptan medidas sanitarias en favor de sus trabajadores y no cumplen con las leyes laborales.
Por el contrario, en el Paraguay varios empresarios dieron ejemplo de solidaridad, de compromiso social, de respeto a sus trabajadores flexibilizando los horarios laborales y adoptando medidas de higiene con la provisión de tapabocas, alcohol en gel, higienizando los lugares de trabajo, etc. Incluso hicieron donaciones de productos perecederos a familias que ni siquiera conocen y sin ninguna motivación política partidaria.
Estamos en un momento histórico, y la crisis que vivimos nos diagnostica como sociedad. Y el resultado se resume en la frase del dramaturgo y poeta Bertold Brecht: “Hay hombres (varones y mujeres) que luchan un día, y son buenos. Hay otros que luchan un año, y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.