La réplica de los treinta gatos

Hace algunos años, una señora denunciada por sus vecinos llamó al diario a solicitar ejercer su derecho a réplica. En la sección de “Crónicas ciudadanas” se había publicado la denuncia de unos residentes de Villa Morra que acusaban a una mujer paralítica y a su marido parapléjico de mantener más de cincuenta perros y gatos en su casa y, en consecuencia, mantener la cuadra en condiciones insalubres.

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Cuando la ofuscada señora llamó a la redacción le atendió el teléfono una compañera, quien la escuchó con atención y luego nos reprodujo el diálogo. Según había oído decir a la denunciada y solicitante de la réplica, era mentira que mantuviera en su casa cincuenta perros y gatos, que ella solo tenía treinta gatos (sic).

Me parece propicio recordar a la señora, a sus vecinos denunciantes y a los cincuenta o ¿treinta? gatos, porque en estos días me tocó entrevistar nuevamente a los responsables del proyecto metrobús, que palabras más, palabras menos, acusan a los frentistas de defender sus intereses mezquinos cuando fustigan contra el proyecto. 

Los vecinos denuncian, entre otras cosas, que la empresa contratista de los trabajos comenzó la ejecución en un tramo de cuatro kilómetros y hasta la fecha no terminó ni una sola cuadra. Esto hizo que se cerrara el 30% de los locales comerciales que estaban ubicados sobre el corredor intervenido, por la merma económica que produjo el atraso. 

También hay que recordar que hace siete años, cuando comenzó el intenso lobby por la aprobación del préstamo para el metrobús, los frentistas, y también técnicos que se involucraron en la causa, denunciaban que el proyecto sería un fracaso, que no sería rentable, que el Ministerio de Obras Públicas se había equivocado al no considerar otros proyectos de traslado masivo de pasajeros que implicaran la utilización de electricidad, y no combustibles fósiles y que el proyecto, que se vendió a la ciudadanía como un programa con objetivos nobles, terminaría convertido en un elefante blanco, cuyos costos superarían los beneficios de su funcionamiento.

Estos argumentos fueron respondidos por los responsables del proyecto, en sucesivas entrevistas que hemos venido publicando, básicamente así: 

El metrobús es un proyecto rentable que recibirá un subsidio del Estado que no se puede determinar (sic). El sistema efectivamente se moverá con combustible fósil porque se consideró que un monorail era demasiado caro y, por ende, se optó por el metrobús o BTR (bus de tránsito rápido). Pero, paradójicamente en una adenda le aprobaron a la contratista una ampliación de 19 millones de dólares y no descartan más adendas. 

La réplica de los treinta gatos parece más creativa y convincente que la de este paquidérmico plan.

pcarro@abc.com.py

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