Soñada clasificación

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La Liga Paraguaya de Fútbol se empeñó en preparar de la mejor manera posible a su seleccionado juvenil. Bueno, en realidad algunos nomás eran juveniles. La mayoría, no tanto… Pero eso es harina de otro costal, aunque trampitas como estas de adulterar la edad de los jugadores nos han traído más de un dolor de cabeza y de puro milagro no recibimos una ejemplar sanción de la FIFA. Como dice un colega: "Duele decirlo, pero hay que decirlo".   

Tras el largo viaje, la semana de adaptación a la hora y el reacondicionamiento físico del plantel, llegó la hora del debut. Esto se produjo el 25 de agosto de 1979, en el estadio "Chuo" de la ciudad de Kobe, ante 13.000 espectadores y con el arbitraje del argelino Mohamed Hansal. El rival: la ignota selección de Corea.   

Salvador Breglia mandó a la cancha a este equipo: Jacinto Elizeche; Carlos César Olmedo, Luis García Siani, Rogelio Delgado, y Arnaldo Vera; Cándido Giménez (72’ Hugo Caballero), Fidel Miño y Julio César Romero; Severiano Cardozo, Roberto Cabañas y Ricardo Valinotti.   

Apenas habían transcurrido 5 minutos de juego, y Romerito nos hacía gritar el primer gol paraguayo, ante un azorado equipo coreano. Paraguay jugaba bien. ¡Y cómo no hacerlo con esos jugadores! Pero no pudo traducir en el marcador su neta superioridad. Recién en el segundo tiempo, a los 70 y a los 74 minutos, Roberto Cabañas se recibió de ídolo, anotando los goles que redondearon un estupendo 3-0.   

Los partidos debían jugarse cada dos días, así que para el 27, al amanecer, de nuevo estábamos prendidos a los televisores para ver en acción a la juvenil. Esta vez el rival era Portugal, que había caído irremediablemente contra Canadá, 3-1. Todos pensábamos en una cómoda victoria alirroja, y probablemente nos olvidamos de la rica tradición futbolera de los portugueses. Así que nos dimos de narices en este juego.   

Un polaco, Alojzy Jarguz, fue el árbitro y nuestro verdugo, Rui Ferreira, que anotó el único gol a los 23 minutos del primer tiempo. Nuestro equipo dominó el encuentro, pero comido por los nervios se equivocaba en la definición y facilitaba veloces contragolpes. Fue una tortura porque a ratos parecía que encontrábamos la ruta del empate, y en otros momentos, se nos iba el alma del cuerpo en cada contra ataque portugués.   

Breglia alineó casi al mimo equipo. Caballero entró por Giménez, y Delgado fue mandado al mediocampo, en vez de Miño, para permitir el ingreso de Oscar Surián. Durante el partido, cuando ya las papas quemaban, el DT albirrojo sacó de la cancha a Delgado y puso en su reemplazo a Eulalio Mora, en tanto que Julio César Achucarro sustituía al cansado Cardozo, en la punta derecha. NO hubo caso. Nos retiramos cabizbajos y meditabundos, a la espera del tercer encuentro.   

La cuestión es que Corea le ganó a Canadá y para la fecha final los cuatro equipos estaban igualados con 2 puntos cada uno. Los que ganaban seguirían en carrera.   

Y Paraguay recuperó todo su poderío, y con autoridad se impuso a Canadá por 3-0, con dos goles de Romerito y otro de Juan Ramón Isasi. Ese 29 de agosto (el japonés Morisaburo Kuramochi fue el juez) Paraguay formó con: Julián Coronel; Olmedo, García Siani, Delgado y Vera; Giménez y Romerito; Achucarro, Juan Ramón Isasi (Mora, a los 70’), Cabañas y Valinotti. Pasamos a la siguiente ronda, donde nos esperaban los fornidos soviéticos.
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