Exhombre fuerte y polémico, luego exiliado y preso, va por su último intento

Este artículo tiene 12 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2395

Lino César Oviedo Silva (70) está rodeado de hombres leales. El que lo contradice está fuera de su entorno. Un exgeneral polémico, sindicado como ideólogo de cuanto intento golpista hubo en el país. Estuvo exiliado y preso. Para sus detractores el “jinete bonsai”, para sus íntimos el “alazán colorado”. Ahora encara su último desafío de conquistar la presidencia.

Lino César Oviedo Silva (70), presidenciable del partido Unace, sigue siendo un ágil jinete. “No puede ser una mala persona alguien que logra conquistar el cariño de un caballo”, dice Bóveda, quien pide disculpas por no responder el primer llamado telefónico. “Cuando estamos con el general de reunión, todos debemos poner el celular en silencio y después recién se devuelve la llamada”, se justifica.

Nadie se atreve a contradecirlo a Oviedo. Marca la agenda política y la conducta de su partido. El que no está de acuerdo, hoy está afuera. “Seré presidente caiga quien caiga y le guste a quien le guste. Per sécula seculorum (por los siglos de los siglos)”, fue una de sus famosas frases célebres.

Durante muchos años fue el hombre más buscado del Paraguay y era sindicado como ideólogo de cuanto intento golpista había en el país.

Conocido como “el jinete Bonsai” por su baja estatura, Oviedo ejerció una notable influencia sobre las Fuerzas Armadas durante la presidencia de Andrés Rodríguez, quien lo premió por su lealtad durante el golpe de 1989, con ascensos fulgurantes.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Siempre se jactó de su actuación en la gesta del 2 y 3 de febrero, y con frecuencia solía presumir que a punta de pistola, mientras sostenía una granada en la otra mano, subió con Stroessner a un auto custodiado por dos tanquetas para exigirle su rendición.

Solo le faltaba un peldaño para escalar el máximo grado en el generalato cuando en 1996 se puso al frente de un movimiento sedicioso. Y el militar que había dado su apoyo para que Juan Carlos Wasmosy llegara a la presidencia (1993 - 1998) se negó a acatar su destitución de la Comandancia del Ejército.

En agosto de 1996, tras pasar 55 días preso y mientras su proceso por sedición seguía su curso ante la Justicia, Oviedo optó por la lucha en las urnas y lanzó su candidatura presidencial. En las internas partidarias, Oviedo derrotó a Luis María Argaña, quien se convirtió desde entonces en su acérrimo enemigo. Tiene el privilegio de haber sido el precandidato presidencial más votado dentro del Partido Colorado.

Disfrazado

En diciembre de 2001 fue arrestado en el octavo piso de un edificio céntrico de la brasileña Foz de Iguazú. Según los agentes que lo detuvieron, estaba disfrazado con una peluca de pelo largo y bigotes.

Tenía documentos falsos brasileños, diez celulares y un arma cargada, pero no la usó.

El exmilitar logró su sobreseimiento en todos los cargos que pesaron sobre él durante los sucesos del Marzo Paraguayo.

Reconoce que este es su último intento para llegar a la presidencia de la República.

Siempre ha sido un personaje escurridizo

Oviedo fue durante mucho tiempo un personaje escurridizo. Huyó de Paraguay el 28 de marzo de 1999, en el mismo momento en que su hijo político y presidente Raúl Cubas presentaba su renuncia.

En Argentina, bajo la presidencia de Carlos Menem, obtuvo un asilo político que violó casi sistemáticamente y que no le sirvió cuando asumió Fernando de la Rúa en diciembre de 2001.

Hasta sus detractores reconocen la capacidad de trabajo. “Mi papá sigue siendo un león trabajando. A veces somos como el patito que parece que no avanza en la laguna, pero que mueve sus pies a mil por hora”, dice su hijo Ariel Oviedo.

Varias hipótesis se tejieron sobre el origen de la fortuna del exmilitar. “Claro que no es un pobrecito, como todo paraguayo tiene derecho a su techito”, dice su amigo Bóveda. Agrega que Oviedo como administrador es sumamente honesto. “Por eso lo respetamos. Siempre demostró afecto y gratitud ”, indicó.

Bóveda dice que el presidenciable sigue siendo un jinete consumado. “Hasta ahora montamos juntos y usamos la misma bota de siempre. Él se deleita montando en su quinta, es una leyenda paraguaya”, dijo.

jtorres@abc.com.py